Roberth havia tenido un mal día, estaba sencillamente cansado caminaba por una calle grande cuyo nombre no recuerdo, pero que pasa frente a la estación de Sans y desemboca en la fira. Nada de ello importaba de echo ya nada importaba, era simplemente una cuestión de encajar un paso tras otro y cuando nuestro personaje estuvo a la altura de la gran vía mil canciones estupendas y tristes vinieron a su cabeza, Roberth podía imaginar cada sonido cada estribillo y con los puños en los bolsillo comenzó a tararear letras desentonadas y fuera de tiempo………
“……..co…mo…me…calmo yo
to..doo..re.cha..sooooo
ya..no..consigo..mas..satisfactccioooooooon
ya…ni..con…drogas
ni…co n alcohol………”
Entre una canción y otra llego a la plaza universitad, se sentó un momento en un banco, miro al suelo vio lo mismo de siempre sus zapatillas de lona cada día mas viejas y mas gastadas.
¿Habría realmente arena de playa bajo el asfalto?
Roberth espero a que el semáforo se pusiera en rojo se levanto y camino hasta la mitad de la calle y parando el trafico que venia del otro cruce se arrodillo en mitad de la calle luego comenzó a cavar, para su sorpresa el asfalto era blando se resquebrajaba en sus manos, los pitidos de los coches sonaban a lo lejos, no era imposible realmente había algo hay abajo, quizás una oportunidad, una ilusión algo que mereciera la pena de darlo todo a cambio de la incertidumbre, sus manos iban cada vez mas profundo cada vez mas rápido y algo amarillo comenzó aparecer en el fondo, era arena, tomo un puñado lo acerco a su cara, olía a mar era arena de playa una sonrisa se dibujo en su cara, de repente una voz femenina lo llamo por su nombre, levanto la cabeza, era una mujer delgada y pálida con un traje negro de capota largo desgarrado y negro, estaba descalza y portaba una guadaña afilada en la mano derecha, Roberth se incorporo y le dijo…
“de verdad eres tu?”
-si soy yo-
“la verdad me decepcionas un poco”
-porque?-
“esperaba que fueras mas original”
-no necesito ser original soy autentica-
“sabes que tengo en la mano”
-si es arena de playa-
la sonrisa desapareció del rostro de Roberth
“entonces he perdido el juego”
-si te sirve de cuentuelo as llegado mas lejos que la mayoría pero si, as perdido
“no importa sigue siendo arena de playa”
Roberth volvió a sonreír, de cierto modo avía triunfado y el lo savia, unas cuantas lagrimas comenzaron a correr por la mejilla gélida de la mujer de negro, ninguno de los dos tenia alternativa ambos eran personajes de una historia invariable, solo podrían ser fieles a si mismos, en ultimas es lo único que le puedes pedir a una persona sensata, no tenían otra opción, sin embargo lo había intentado y en el fondo esa es la esencia del amor el ser capas de darlo todo a cambio de la incertidumbre, por eso el reía y por eso ella lloraba…
Un segundo después la guadaña infalible corto el aire y su filo callo sobre el cuello de Roberth.
A la altura de la plaza universitad aquel día y aquella hora en Barcelona el trafico colapso, un hombre dio un grito pequeño y ahogado y una niña rompió a llorar, al parecer un joven de unos 20 años y con unas zapatillas viejas de lona había cortado el trafico, se havia arrodillado en mitad de la calle y había arañado el suelo, pero lo mas aterrador es que luego en un acto de locura había golpeado su cabeza contra el asfalto tan fuertemente que termino por destrozarse el cráneo, nadie hizo nada por evitarlo solo los mas curiosos se acercaron atraídos por el morbo, pero ninguno fue capas de socorrerlo, alguien llamo a la policía pero cuando llegaron los paramédicos, Roberth yacía irremediablemente muerto, aquello era un echo que mas tarde quedaría probado clínica y legalmente en el hospital mas cercano, y justamente hay sentado en la sala de espera fue que comprendí que todo aquello no tenia que haber sucedido, porque todos sabemos que si envés de escribir esta historia yo hubiera salido a tomar una cerveza Roberth seguiría vivo.
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