Que difícil es ser compañero de la muerte
de un ser tan querido.
La luz en la noche se detiene
El ocaso se acerca,
lento, muy lento,
pero, no llega, no llega.

Miradas a través de cristales demasiado opacos
Preguntas en la garganta con palabras que no suenan.
Ojos que se duermen de cortos despertares
La mano que busca otra mano que le apriete

Respirar atendido, entrecortado de hipo.
Desgarro de voces y quejidos del cerebro
de un cuerpo que se revela,
fruncido el entrecejo con ojos de desvarío.

Morfina auxiliadora del dolor físico
pero no sabemos si su espíritu padece,
porque no lo puede explicar.

Cesa el movimiento externo de su cuerpo
Dos motores, corazón y pulmones,
se empecinan a resistir.
Días y noches sin discernir
Ojos con la mirada fija en lo alto
Párpados que no se quieren cerrar
Con la boca sedienta de
Aire... aire
Latidos... latidos
Aire... aire
tic, tac, tic, tac
Aire... aire
tic, tac
Aire
tic....................................
Cuatro semanas han terminado con 87 años de una vida demasiado amarga, que no se la ha merecido. Las lágrimas brotan de dolor por una despedida, y de alegría por su liberación.