Después de la experiencia que tuvimos con David, tomarnos una botella de wiskey , marca vat 69, no volvimos a probar trago inglés, pues a mi, como que se me trató de mojar la canoa; lo peor, es que lo que casi pasa con mi amigo David, se supo en la casa, pues mi hermana menor comenzó a decir Que, al hermanito menor, Rubén, o sea yo, cuando tomaba vat 69, se le volteaban las chupas. Fue un pequeño escándalo que no pasó a mayores, aunque recuerdo esa vez del vat 69, que me quería sentar solo, como decía David, con mis amigos los árboles, además de comenzar a madrear los tombos. Yo me desquité, pues David, tiene fama de borrachín en la universidad y una vez me lo encontré totalmente ebrio, pasado de copas y los amigos me dijeron que se lo habían encontrado abrazado de los postes de luz y haciéndose el que como que le daba maíz a los pollos.
Fue por ese tiempo que conocimos el bar oasis. Nosotros no frecuentábamos bares caros, ni de otros estratos, pero allí estábamos sentados, los dos, fumando marlboro y dispuestos a pedir los famosos coktailes: que el cabeza de jabalí, que el sexo caliente, que el tequila sunrise, que el rinoceronte, este último el mejor, pues son doce tragos diferentes, mojaditos, apenas con juguitos de fruta fresca.
A la tercera ida con David, al bar oasis, después de dedicarle esa canción de maná, como vivir sin aire, cantada a grito entero, lo comencé a besar, a darle besitos. Terminamos en un hotel del centro y David se despertó, todo sorprendido, después de que se pegó en la cabeza.
Terminamos a media cuadra, donde las sucias. Esas viejas estaban horribles y nos estafaron además, de que según David, ni a él ni a mi, nos lo podían hacer parar.
Pensando en que nos irían a decir de nuevo, cuando llegáramos de nuevo al bar oasis, nos corría el miedo de que nos fueran a clasificar de pareja o de algo así. Nada ocurrió y yo salí prendido de ese bar. David, salió con mi ayuda, todo borracho, preguntando por sus amigos los postes de luz y queriéndole dar maíz a los pollos.
Inolvidable ese bar oasis, aunque realmente lo que extraño es el rinoceronte: doce tragos fuertes, con juguitos naturales. Así cualquiera se prende…
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