Después de todo lo que ha pasado, solo me queda reconocer que usted es mi amigo, mi gran amigo. Por eso, los ciento cuatro escritos que he hecho desde que conocí esta página, se los dedico con gran estimación y cariño. Son fruto de mi y de mis experiencias, como diría Ortega y Gasset. No creo que los que tengan una dedicatoria especial, vaya a empañar esta dedicatoria, que sale de lo más profundo de mi ser. Todos sirven, pues fueron escritos, cuando vivía intensamente el arte de escribir. Son textos, reflexiones, poemas y cuentos, que de una u otra forma, reflejan parte de mi personalidad, de mis amores, de mis derrotas. Esperé, hasta ahora, para dedicarlos a la persona más valiosa y veo que es a usted, Darío el que el destino me ha puesto, para dedicarle mi obra. Espero que le gusten y saque un buen povecho de lo que desde hace tres semanas vengo haciendo en mi vida. Es una dedicatoria especial y por eso, la hago pública, para que no haya contradicciones, ni polémicas.
Desde este frio Bogotá, te dedico mis escritos, Darío. Gracias, muchas gracias por haber compartido los momentos que hemos vivido y que este sea el primer ladrillo del rascacielos que pienso construir, mas encime cuando somos amigos y creo en su inspiración.
Atentamente, Pachirris...