Noche oscura.
Un alma en pena vaga por las calles, buscando el preciado alimento.
Llueve. Se prepara una tormenta.
Todo está en silencio, sólo se oye el aullido de un perro a lo lejos.
Madrugada maldita, la respiración se agita.
Los nervios aumentan.
Al fin a lo lejos una luz se divisa.
Un local con las luces encendidas.
Abre la puerta y grita:
¿Qué tienen fresas? Es que mi mujer está de antojo.
-Si señor.
Aquí en abierto 24 horas. Siempre tenemos
Texto agregado el 07-05-2006, y leído por 271
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Lectores Opinan
11-01-2007
jajajaja, no me vas a creer que tube que leer los comentarios y luego volver a leer paar entenderla, pero es muy buena, me gusta tu manera de alternar la poesia con la realidad. panverde
28-07-2006
bueno, me gusto el giro final.... la sorpresa fue mayor. jjmendez