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Inicio / Cuenteros Locales / Alfi / En el cielo, tomados de la mano.

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Panchito:
Ojala que en el momento que leas esto, tengas la madurez y la inteligencia para asimilarlo.
Lo que en seguida leerás es la confesión de un alma al punto de entrar al purgatorio, pero aún haciendo los últimos arreglos antes de entregar el boleto de partida.
¿Cómo fue que todo esto pasó? Simplemente se me salió de la manos, no se si fue la juventud, la inocencia o la estupidez, todo fue tan rápido, realmente no se como empezó.
Espero nene, que estés listo para saber la verdad cruda y sin adornos, la razón de todo este sufrimiento.
La primera vez que hablé con el yo era muy joven todavía, apenas 13 añitos.
Pero en el amor no importa la edad, lo veía perfecto: todo un hombre maduro, (de 24 años) era exactamente lo que yo necesitaba.
No se bien que fue lo que me cautivo, su sonrisa, sus amenas platicas ¿o habrán sido esos simpáticos chinitos que caían sobre sus hermosos ojos pardos?, lo que si se es que en ese momento apareció en mi vida, tal cual lo soñé.
Lo recuerdo como si fuera ayer, de lunes a viernes siempre a la misma hora, el sillón al lado de la ventana se convertía en mi escalera al paraíso, ya que por escasos 40 segundos, el tiempo se detenía, las calles se pintaban de rosa y el mundo se convertía en un lugar feliz (bueno al menos eso yo soñaba), 40 segundos al día en los que lo veía pasar en su bicicleta.
Cuando mis gloriosos momentos se extinguían, me quedaba así, calladita, en mi sillón, con las piernas fuertemente abrazadas; por que cada vez que el se iba, mi corazón latía con tal fuerza que yo creía que se iba a escapar corriendo detrás de él. Era hipnotizante verlo, tan lindo, tan tierno, tan…
tan para mi!!!!
Era como la droga perfecta y yo, la adicta ideal para él.
Mi escapada al sillón de los sueños se hizo cada vez más frecuente, no se por que yo tenía la idea de que si esperaba ahí ansiosamente, algún día llegaría en un corcel blanco, tocaría a mi puerta y pediría mi mano y yo caería por fin en sus brazos y nuestro amor se sellaría por siempre con un beso.
Y efectivamente pasó…
Bueno, bueno, omitiendo el caballo, la entrada triunfal y el beso, y aumentando un grano enorme en la nariz, una gripe horrorosa y una caja vacía de pañuelos desechables (bueno algo es algo no?):
Iba casi corriendo rumbo a la tienda de abarrotes (en busca de pañuelos), con un gorro enorme y 30 sweateres encima (sugerencia de mi mamá), cuidando de pasar desapercibida, y tratando con toda mi conciencia de recordar que era aquello que minutos antes había escrito en mi mano(que se había borrado a causa del sudor) , sabia que eran las medicinas de mi tratamiento y sabia que era vital comprarlas a menos de que quisiera que mi madre saliera tras de mi con una escoba en mano. Así que estaba haciendo mi mayor esfuerzo en tratar de darle forma a los garabatos casi ilegibles de los que dependía mi salud, cuando de repente sentí una superficie dura golpear mi cara, automáticamente caí de espaldas al suelo, y obviamente mi primera reacción fue tratar de levantarme, pero debido a mi abundante vestimenta mi movilidad era muy reducida, así que parecía un oso panda revolcándose en el pavimento (lo cual no me pareció naaada chistoso), oía a lo lejos risas y tenia los ojos cerrados de la vergüenza, cuando de repente sentí unas manos salvadoras agarrarme por los hombros, ayudándome a parar.
Cuando por fin lo logré, abrí los ojos y lo vi , en frente de mi, con una sonrisa burlona pero a la vez linda. Me sentía como una princesa rescatada y mi caballero de brillante armadura estaba ahí, parado en frente de mi, esperando a que le agradeciera; me hubiera gustado lanzarme en su encuentro y por fin darle ese beso que tanto había guardado, pero lo que realmente paso fue que me acorde de mi glamoroso barro en la nariz , toque mi cara y me di cuenta de que estaba sangrando y al voltear para abajo vi que mi ropa era digna de la basura, entonces huí llena de pena a máxima velocidad y cuando por fin llegue a mi casa jure que nunca iba a salir de nuevo.
Pero como era de esperarse el juramento no duro mucho, al día siguiente me mandaron a comprar huevo y para mi mala suerte mi príncipe estaba parado justamente enfrente de la tienda; Tome aire, trate de juntar valor y con pasos firmes entré….
Pedí las cosas, pague y cuando por fin mi misión estaba cumplida, oí algo detrás de mi, era él, rojo como un tomate y muriéndose de la risa con una mano en su boca tratando de apagarla.
Indignada salí de ahí, pero después de algunos momentos me alcanzo corriendo, y comenzamos a hablar, se veía relajado y completamente interesado en todo lo que yo decía, esa noche llegué un poco más tarde de lo habitual a mi casa.
Las pláticas cada vez se hicieron más frecuentes y cada que podía me escapaba para verlo. Ahí conversábamos por horas y horas, hasta que anochecía y me tenía que marchar.
Pasaron los meses y nuestra amistad se convertía con la velocidad de un rayo en amor, un amor apasionado, lleno de vida y encendido por la curiosidad.
Todo paso taaan rápido a partir de ahí, el noviazgo, el matrimonio, el primer hijo, todo era como salido de cuento de hadas, éramos tan felices juntos, éramos tan perfectos juntos…
Hijito, tu llegaste a iluminar aún más nuestra vida, eras toda nuestra ilusión, y te aseguro que nunca te falto nada, tu padre hacia hasta lo imposible por conseguir todo lo que necesitabas, y con la experiencia que tenía de cuidar a sus hermanitos, te trataba de la mejor manera que yo hasta el momento he conocido.
Los 3 vivíamos en una casita rodeada de vegetación, había de todo, desde cactus y tunas hasta florecillas de todos los colores del arco iris.
Mi príncipe amaba caminar por los senderos y recoger flores para mi, estas me llenaban de felicidad y siempre las agradecía con una cena especialmente preparada para él.
Al pasar de los años las flores poco a poco se fueron haciendo más difíciles de encontrar, entonces cada vez su caminata era más larga, hasta que no volvió de una de ellas.
Pasó el tiempo y no sabia nada de él, me rompí el alma tratando de encontrarlo, hasta que un buen día llegaron por fin noticias suyas.
Habían encontrado su cuerpo a la mitad del bosque, había muerto de una mordedura de serpiente.
En ese momento mi país de las maravillas se extinguió por siempre, las cosas cambiaron de la manera más brusca que yo hubiera podido imaginar.
Me quitaron la casa por que no ganaba el suficiente dinero como para pagar la renta, había días en que no podía alimentarte y vivíamos en la peor de las miserias, entonces tuve que tomar una de las decisiones más difíciles…
Hable con tus tíos y me dijeron que podían adoptarte, siempre y cuando yo no volviera y tratara de llevarte conmigo, entiéndeme nene, era lo único que podía hacer, tenía solo 17 años y no quería que sufrieras, entonces después de pensarlo arduamente decidí que eso era lo mejor para los dos.
El día de la despedida, trate de mostrarme contenta, trate de que te fueras feliz, ¿Te acuerdas que hasta te compre una playera nueva?, perdón por engañarte y hacerte creer que solo era por las vacaciones, perdón por no ser la buena madre que debí ser. Muchas veces intente llamar pero siempre contestaba tu tía y me hacia entrar en razón, las cosas eran mejores así.
Pasaron los años y mi vida poco a poco fue decayendo, caí en excesos y conocí cosas que desearía nunca haber conocido.
Panchito, las pocas veces que fui a visitarte no me atreví a besarte y abrazarte como debí hacerlo, porque me sentía como una traidora y la culpa me recorría cada vez que te miraba, traté en serio trate de conseguir a alguien que tuviera el dinero suficiente para darte la vida que te merecías y efectivamente lo conseguí, ¿te acuerdas aquel señor que te presente como mi esposo?, el era el hombre más rico que conocía pero estaba lleno de odio y me pegaba mucho entonces decidí y finalmente me separe de el.
Yo se que el tiempo ha pasado y que ninguno de los 2 somos iguales, la verdad, la última vez que te vi, en el funeral de tus tíos, moviste todo mi mundo, ese abrazo…
… ese abrazo nunca lo voy a olvidar, en un segundo cambiaste todo lo que en años me había programado para sentir.
Me da miedo admitirlo y la verdad me siento culpable pero te extraño demasiado, se que una simple frase no es suficiente, para reparar una vida de ausencia pero aun así, necesito que estés conciente de que te amo y nunca lo he dejado de hacer.
Y así es hijito, aquí esta tu tonta madre, tratando tal vez por primera vez de hacer algo correcto en su vida. Estoy harta y muerta de miedo, espero me perdones y algún día caminemos de la mano en el cielo.





Carta encontrada al lado del cadaver de una mujer aun no identificada.

Texto agregado el 06-05-2006, y leído por 173 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
04-06-2007 Buen texto. tatuadodemar
21-06-2006 ¿Qué puedo decir? ¿Por qué tardaste tanto en darnos esto, eh? letheo
06-05-2006 ************** impresa
06-05-2006 Palabras bellas y conmovedoras, saludos. pilardelmar
06-05-2006 ..es un texto hermoso.Un gusto haberlo leido. Mildemonios
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