El sonido de las llaves en la puerta hizo que volteara. Su mirada se había perdido en aquel fugaz instante, donde todo podía suceder. Dentro de los muros, la muerte rondaba alerta; temerosa. Sólo aquel sonido pudo hacerlo reaccionar, para emprender la huida. Después, el encuentro; la frialdad ejecutada en una bala; esa eterna oscuridad entre dos cuerpos; el abandono corporal; la inexistencia...