Otra vez la musa juguetona se hace la traviesa. Me deja desnutrido sin fuerzas tendido. Me devano en tontas tristezas llamo a la alegría. En silencio la madrugada fría me trae el recuerdo de aquel rostro aún intacto. Me voy al sendero su risa me envuelve en la memoria sutil estampa la mujer del instante y de mis sueños. La belleza está viva me iré con ella fuente inagotable de nuevas ilusiones qué esconden los deseos y la haré mía.
Texto agregado el 06-05-2006, y leído por 202 visitantes. (5 votos)