Tres misterios atacan al ser humano bajo un precepto indefinido. Viajan por páramos formados por hojas de escrituras sagradas. Culturas dogmáticas los acogen con recelo, mientras los incrédulos se preguntan por la posibilidad de su existencia. La ciencia intenta acabar con ellos, destrozando la poca esperanza de los fieles infieles. La búsqueda no encuentra respuestas para una pregunta poco rapsoda y más bien oradora. Algunos escépticos cargan a sus párvulas hijas con el nombre de este tri-misterio hierático, sin poseer información alguna de que se trata.
¡Cuidado ser humano agnóstico! Tú que intentas desafiar la sabiduría teológica de los santos escritores de la Palabra, no predicas el gnosticismo sino la herejía.
Cuida tu lengua, no te llamo impío pero sí entrometido; sino hay respuestas para el “sí”, menos las habrá para el “no”. ¿Es inercia, acaso, lo que te hace preguntarte tanto? Tu espíritu impulsivo pretender acabar con algo que no es y es simultáneamente, te entregas a la sumisión de la publicidad destructora con tal de destruir la voluntad suprema ¿Realmente estás seguro de querer hacerlo?
Ten cuidado, no es una amenaza, sino una advertencia. Encenderás tu propia hoguera, pero no por no creer, sino por intentar demostrar que no nadie debe hacerlo.

En el nombre del padre
Del hijo
Y del espíritu Santo

Amén