Las calles se han recalentado en mitos;
ciega compulsa entre el cielo y el infierno,
se extinguieron los grises y los tibios.

Las calles han polarizado el bien y el mal;
el silencio se hace obsecuente o terrorista;
en los escaparates no hay términos medios.

Las vidrieras devuelven los cascotes;
los rostros de miradas culminantes
vuelven a abrir las puertas de la muerte.

En los extremos el silencio es obvio;
cuando creía en el poema, todo
parecía posible y más humano.

Pero es cambiar poesía por condena
en las puertas del mismo infierno;
es: “golpe a golpe, y verso a verso.”

Sucede que también crecí y cambié;
pero, el re-medio es siempre el mismo: amor.
“Amor y amor, ¿qué más quisieras?"

Hela ahí, la Gran Manzana* agusanada.
Con su insufrible espanto sin remedio;
y, su carcoma de altivez confusa,
bajo el poder fractal de la palabra.



* A Manhatan se la conoce como "La Gran Manzana" de Nueva York.




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