Me recuesto en la arena, el mar me susurra poco a poco hasta arrullarme, cierro los ojos, siento como los rayos del sol me tocan delicadamente... siento el calor abrigador de una tarde templada de verano.
Descanso, duermo...sueño.
Estoy abrazada a ti; abro los ojos y te veo aún más cerca de mi, con tu mirada cada vez abrigadora y tus palabras llenas de una dulzura cada vez mas penetrante... trato de no despertar; intento que un aletargador sueño recorra cada centímetro de mi piel... todo esta lleno de una hermosa luz, el cielo, el mar, tu rostro... tu rostro tan bello, cada vez más lleno de ese esplendor tan hermoso resaltado por la expresión de tu cara adormilada... el rozar de tu piel hace que la mía sea cada vez más suave... más llena de luz... más llena de ti...
Me quedo dormida en tu abrazo, tan cerca de ti y de tus labios.
Estoy apunto de despertar, lo sé porque soñé que te soñaba; mis ojos te vieron y yo te sentí...sentí tu piel y la mía juntas otra vez.
Se ha oscurecido, las miradas que me iluminaban se van desvaneciendo poco a poco, mis poros que se han vuelto cada vez más sensibles derraman gotas de sudor como lágrimas inesperadas.
Despertar, no quiero... la sensación siempre llega como un pinchazo certero dispuesto a todo por no soltarme...
Es inevitale; todo vuelve a la normalidad, el cielo igual de azul, el mar igual de majestuoso, tu igual... lejos de mi; y yo igual... descansando, durmiendo, mueriendo... pensando en ti.