INTRODUCCIÓN

Estas son cartas de un oyente asiduo, de una audición de radio llamada “Datas Deportivas”, Elwing, oriundo de Adrogué, localidad de la Provincia de Buenos Aires es viajante y amante del fúlbol, filósofo… a través de sus cartas, desde distintos lugares del mundo, nos recrea, evoca, deleita…

1º CARTA


Matsumoto, septiembre 8 de 1999.
Muchachos….
Los vengo siguiendo desde diciembre del ’97. Es decir, soy un sufrido oyente de la “primera hora”.
Conocí al poeta “rojo” Cicconi, que transitó brevemente Datas parafraseando a Galeano, al gordo Soriano y nos mató a citas de intelectuales. Recuerdo que un martes en que prometió un cuento de Camus pegó el “faltazo” y no vino más. Por ahí, como en el tango,…vuelve una noche.
Otro desaparecido fue Pablo, especialista en River Plate, procedente de Munro, hincha de colegiales, amante de la temperatura tropical, el frío del pasado invierno del ’98 precipitó su huída. Volvió una sola vez, en una de las visitas a “Datas Deportivas” del prócer Dante Zavatarelli: contó que Colegiales y River andaban bien, que Ramón Díaz iba a durar más allá del 10 de diciembre del ’99, prometió volver. Lo estamos esperando…
Festejé el arribo del dr. Domingo Freddi, psiquiatra, racinguista, devenido en observador iconoclasta del fin del milenio, que tuvo grandes trenzadas con Alejandro Varela, el cartero de Adrogué, querido y laureado, distribuidor del afecto y premios desde su audición de Del Sol 98.1 de Adrogué, por su condición de rojo) amargo, según él) como Cicconi.
Me metí con la sapiencia boxística de José Grasso, la “Biblia del Boxeo”, como dice el Dr. Gerardi: “Las veces que estuvo en Datas nos llenó la cara de dedos” con datas y datos sobre campañas de boxeadores del mundo, sus alrededores y suburbios.
Transitó la entretela de ese deporte desde los minimoscas a su entrañable amistad con Tito Lectoure, y fue el boxeo el que lo transformó en compadre de aquel pesado chileno Arturo Godoy – que alguna vez se le fue a las barbar del mítico Joe Louis (el Bombardero de Detroit, el más grande de todos los pesos pesados de éste siglo)- a quien acompañó, a pié cumpliendo una promesa a la Basílica de Luján.
Escuché desde Uds. y con Uds. las voces de viejas glorias del deporte: el colorado Rastelli triple campeón en los años ’49, ’50, ’51 del Racing de Antonio Rodríguez, Tucho Méndez, Bravo, Sued, Caparelli (vecino de Adrogué) e integrante del Banfield que perdió la final en el Gasómetro de Avenida La Plata con Racing. En aquel partido que Vuestro Dr. Freddi vió por televisión en el hall de la Estación Constitución – en blanco y negro (mono color, que le dicen)- por haberse colmado el extinto estadio de Avenida La Plata y que ganó Racing 1 a 0 merced al Zapatazo de Mario Boyé; Juan José Pizzutti, “José” 1966, conductor del Primer Campeón del Mundo, siempre medido, atildado en su decir futbolero y en su tránsito por la vida.
Y también la voz de la Intendente de Almirante Brown, Dra. Hebe Marucco y el padre Luis Fariniello en un saludo de fin de año.
Mis viajes me impidieron escuchar a los políticos que desfilaron. Algunas audiciones me las grabó un “gomía” de Burzaco City.
En una escuché de semifondo entre el Dr. Freddi y un candidato a Intendente. Digna de alquilar balcones! El Dr. Freddi se había enojado porque el candidato hizo referencia a su incoherencia. Fue lo último que dijo. El Dr. Freddi reaccionó a lo Karadagian. Se armó un revoleo….”Un tango y Volvemos”, dijo del Dr. gErardi y renació la calma.
Celebré el arribo del “periodista estrella” Eduardo Freddi, hijo de Domingo Freddi, novio de Gabriela, nacido el 9 de septiembre de hace 22 años, creo, quién, junto con Jorge Rodríguez, que completa el cuaterno de “Datas Deportivas”, aportaron a la audición la sapiencia específica y los kilos que hacen trepar la báscula a cifra cercana a los 300 kilogramos ( Se vé que entre los cuatro se genera “una opinión de peso”).
Como pueden apreciar los conozco y mucho. Me quedaba en el tintero el inefable Julio César Pizza, coordinador de la audición, dueño del teclado, con captura recomendad por el lado de Témperley, por el efecto devastador de su pinta entre el cardumen de las colegialas de la zona. Así se dice.
No quiero despedirme sin presentarme (fíjense la incumbencia): Me llamo Elwing. Elwing Izquierdo. Mis antepasados españoles de Galicia y de Inglaterra. Trabajo de “distribuidor de cultura”. En forma independiente vendo libros. Esa Tarea diome una gran libertad, no tengo horario, jefe ni sueldo fijo. De manera que “desde siempre” supe lo que es la “malévola”, como dicen los venezolanos y los halagos de transitar por la vida con equipaje poco abultado. “Peso liviano” tirando a “walter junior”.
Sin perjuicio de ello conformé una familia, con mujer y dos hijas a quienes aún no las pude convencer de aquel viejo axioma de un amigo que decía: “El tipo que trabaja no tiene tiempo para ganar dinero”. “El rabanito es fruta y la leche es alimento”.
Las tres brujas me tienen en un arco. Como es. No como debe ser.
Los dejo con un fuerte abrazo, aunque sea dos líneas, todos los martes, de dónde esté (el Chocón o Gualeguaychu) les haré llegar mis noticias.
No escribí a audición alguna.
Uds. me cayeron bien por eso me animé y descuento que, como dijo Borges (no el wing de Racing) espero que “sepan perdonar mi ignorancia” cuando formule alguna pregunta o haga una apreciación.
¡Suerte!
“Uds. la merecen, yo la necesito”, como dice un reo amigo mío.
Fdo.: ELWING IZQUIERDO