Parábola
"..., malaventurados quienes estudien matemáticas o Ingeniería ..."
Quienes estudien estas carreras deben entender completamente la desventaja que tenemos, aunque la mayoría de las veces con el frescor de la mañana lo olvidamos.
Quiero que en este momento levanten la mano todos lo que hayan estudiado matemáticas al menos siete horas en un día. Sí, nosotros ¡que injusto es el inconsciente humano!
Luego de un extenuante día en el que todo gira en torno a números, axiomas y fórmulas matemáticas en el que desafiamos nuestra capacidad de razonamiento inculcando el máximo número de ideas abstractas en nuestra cabeza. Cuando nuestro cuerpo ya no resiste más y sólo queremos dormir, no descansamos. "3+2=7", "10²=44" y comienza el show de contradicciones bajo la animación del sueño REM.
Si en clases se nos revuelve el estómago ver como el profesor se equivoca, como será para nosotros que después de horas ejercitando lo mismo ¡cometer semejantes aberraciones!
Un historiador, en cambio, tiene la súper capacidad (admirable) de devorar seiscientas páginas por día, agotador. Pero su dormir es tranquilo, podrá ver que no fueron los ingleses los que ganaron la batalla de Saint Emily sino los franceses. Una vez despierto presentará su tesis, basada en un vil sueño que tomó como premonición, que pretenderá cambiar la historia y será aclamado por sus pares.
El artista, una vez en otro estado de conciencia podrá ver de distintos ángulos su obra y convertirá su naturalismo en un cubismo atacando el inconsciente del espectador. O el guionista que en su lecho dará vida a sus personajes.
Sin duda que todos unos afortunados, los historiadores, podrán soñar con Cleopatra, los músicos con Celine Dion. Nosotros, sólo ideas abstractas que se contradicen unas a otras.
En medio de la confusión despertamos entre dientes consternados porque no aprendimos nada y nos queda poco tiempo para la prueba.
F.Miranda
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