Naturaleza muerta
La sangre sigue escurriendo. El delgado hilo de vida se escapa por una delicada hendidura en mi pecho. Camino lentamente sobre los escombros, voces y gritos se escuchan a lo lejos, dos personas se acercan con mirada perdida, no se percatan de mi presencia, siguen caminando sin rumbo aparente. Las voces se escuchan cada vez más fuerte, ríen perversamente, acuerdan y después escapan con una triste hipocresía, los miro con dolor, paso junto a ellos y escapo, una fuerza oprime mi ser, me va atrapando, logro salir y ellos me llaman a gritos, algunos piden ayuda, otros fingen deseando atraparme.
Por fin estoy fuera, el suelo esta cubierto de recuerdos hechos añicos, de recuerdos como basura indeseable que no desaparece. A lo lejos se escuchan ecos muertos, el viento consuela la sed de mi alma, refresca mi pecho con su aire de esperanza. Sigo andando con silenciosos pasos húmedos, la vida ebulle a mi alrededor, pero sigue sin dejarme penetrarla, las voces agonizantes me atormentan, hacen sangrar mis heridas. Estoy cansado, mi corazón sigue llorando, miles de palabras danzan en el aire y transgreden mi mente sin piedad.
Te sigo buscando y no existes, algunas voces terminan de morir. Lentamente tu cuerpo se va formando, como en el primer día te formas del polvo. Te saludo a lo lejos, te acercas sonriendo, conversamos amistosamente, y en el justo momento, te atrapo sin aviso, te exprimo gota a gota el amor que apostamos. Pero de pronto tu me desgarras sorpresiva y cruelmente, con tus garras de verdad rasgas mi piel, mi cuerpo se baña en sangre negra, mi rostro se desprende con dolor, dejas mi pecho abierto, mis sentidos explotan vencidos, entras por mis oídos, por mi nariz, mi piel, mi ser embriagado se adormece y caigo inconsciente.
Al despertar vuelven las voces, se acercan disimuladamente, no me muevo, me tocan con descaro, mis sentidos despiertan aletargados, ellos ríen de mi porque sigo adentro, porque sigues sin existir, porque sigo sin existir. Sigo siendo un ser agonizante, una voz más. Mi rostro sigue en su lugar, mi pecho no está desgarrado, mi cuerpo se sigue cubriendo con un traje de carne putrefacta... pero la sangre sigue escurriendo y tu sigues ausente.
Guillermo Amador Abril 14, 2005 – Mayo 4 2006. |