I

No es abrir una ventana y darse cuenta que llovió
ni jugar con esas gotas frías del atardecer.
No es secar sus lágrimas sin calmarle su dolor
sabes bien que hay que amar y entregar el corazón.

No es volar en sueños en un inmenso cielo azul
ni correr a pies descalzo por la orilla de algún mar.
Que no es morir de risas sin saber quien sufrirá
sabes bien que hay que querer, sabes bien que hay que adorar.

Y hoy me cuentas esa historia, que me duele más que a ti
y se bien que te marchaste, sólo para verme sufrir
y se bien que por mi orgullo no te quise ir a buscar
aún teniendo aquí en mi alma, mi tristeza y mi pesar.
Te confieso que por fin, tengo que reconocer
que jamás vi en otra vida, ni tu amor, ni tu querer.

Vendo cariño, vendo, vendo besos y más.
Quien será, quien me los comprará.

II

Que no es contar estrellas en las noches y cantar.
Que no es cortar las flores deshojarlas y vencer.
Que no es pasar un rato y engañar a una mujer.
Sabes bien que hay que amar, sabes bien que hay que querer.

No es pintar primaveras de colores sin pensar
que el otoño pronto llegue y borrará toda ilusión.
No es jugar con los amores, porque allí siempre estarán
y que algún día se marcharán, si no sabes dar amor.

Y hoy que te he perdido ya no hay tiempo de llorar
tantas sendas recorridas en mi vida y comprendí
que no pude amar a nadie, solamente te amé a ti.
Ni con mi arrepentimiento se que me tengo que ir
te confieso que mi orgullo nunca me dejó aceptar
que yo a ti siempre te quise y que ahora te amo más.

Yo fui feliz contigo, contigo y nadie más
donde estarás, cuando regresaras.