Aquí esta tu recuerdo, esperándote, aquí estoy yo, queriéndote olvidar. Traté en vano de odiarte, a ti y a tu recuerdo; pero todo es en vano, todo es inútil al momento de dejar de verte en cada momento, en cada rincón. De alguna insospechada manera has plagado mi vida de ti, llenaste cada pequeña parte con algo tuyo, tu aroma sobre mi cama, tu esencia sobre mi piel, tu mirada en cada estrella, tu voz en el viento, tus abrazos y caricias ya se las han llevado las lágrimas y los suspiros, pero dejos del cariño que llevaban siguen escondidos en lo más profundo de mi corazón.

Amarte fue difícil, el hecho de ser tú y el ser yo lo hacía casi imposible, y sin embargo de eso me acabo de dar cuenta, aunque tú lo hayas notado desde un principio. Quisiera odiarte, quisiera amarte, que me amaras, que no te tuviera que odiar, que aún estuvieras aquí o que hubiera conservado algo de la razón en lugar de perder toda noción de la realidad estando contigo. Cuánto desearía que no fuera tan adicto a ti, que no te deseara como siempre lo hice.

Amarte fue difícil, imposible para ti; pero para mí es ahora imposible dejar de hacerlo. No sé bien si te amo o es la adicción tan fuerte que hasta en eso nubla mis sentidos. Estoy harto de maldecir tu recuerdo por ser ausencia y no presencia tuya, cansado de esperar que vuelvas, estoy furioso conmigo, contigo, con el pasado repleto de ti pero más del futuro, invadido de tu falta. No estarás, no estaré, pero no olvides que alguna vez te dije que te amaba, no olvides que te amé con todo lo que pude amar e incluso más.

No me importa ya saber qué fue verdad de lo dicho, que fue mentira de lo callado, quién eres y por qué me importan tanto como las dimensiones de tu corazón, nada. Ya no te extraño, el dolor que me produce tu presencia supera incluso aquellas pequeñas dichas de nostalgia, extraño tus abrazos, tus besos, las pocas caricias, las pocas palabras que intercambiábamos entre las horas que hablábamos. Ya todo terminó, dijo alguna de tus voces, y tiene razón y con más razón me lastima pensar que el vació que me dejas no es sencillo llenar, ya que no sé si quiera llenarlo ni sé cómo.

Ahora que era cuándo más necesitaba de ti, mi droga preferida, es cuando te vas, ahora que más necesitaba de tu aroma y de tu sabor, te vas y no hay quien consuele plenamente mi menguante corazón. Lo que te dí no hay forma de tomarlo de vuelta, ni reemplazarlo. Añoro los tiempos en los que tu sonrisa era todo lo que necesitaba, cuando verte era lo que me hacía seguir, cuando tu eras mi mundo, extraño aquella tu que me veía con cariño y aprecio, la que se preocupaba por mí, la que se interesaba. Si se ha muerto, como dices, lamento con llanto y penas su partida, pero si ha de volver ya no puedo esperarla, las penas que cargo ahora son muchas como para descargarlas y tomar tu mano como antes.

No te puedo olvidar, pero quiero hacerlo, no te puedo dejar de amar, pero debo. La que amé no vive, ahora vives tú, seas quien seas. Te amé, te creí, te adoré, pero debe detenerse, como se detuvo mi corazón al darse cuenta de tu partida. Vivir por inercia es algo temporal, como lo fue vivir por ti. Pero detener una cascada de sentimientos con el dedo del sentido común es tan difícil, que recordar cuando inicié la corriente parece más un juego que lo pesado que fue.

No estás, eso es verdad; puedo vivir sin ti, es cierto; me haces falta, como sea me haces falta. Te necesito, de mil formas te necesito, de tan sólo una escúchame. No quiero que vuelvas, quiero que regreses.

Ya olvidé que te amo, pero recuerdo que te amé.