Mi diversión es llamarte la atención.

Sueño que desatiendas todo menos a mi y eso llena mi día. Intento que mi tema haga en tu cotidianeidad una anquilosis para que tu mirada e incertidumbre queden concentradas en mi persona.

Con eso me soslayo de regocijo.

Pero más me regocijo, cuando te pienso. Es ahí que viene mi tema, es ahí que viene mi fuego. ¡Te pienso tan linda! En el hilo del recuerdo. Tu cara y tu figura están asociados a una serie de sensaciones fluctuantes y orgánicas que me crean la esperanza de derretirme en tu presencia. Y en mi pensamiento lo hago.

Nunca pensé tan lindo.

También me pienso como tu analgésico, me pienso como tu calma, me pienso como tu lujuria y todas esas cosas que te hacen tan bien. Abro el libro de mis ápices galorrománticos malogrados y me autorreclamo como todo eso en ti, mas sé que tu patada será tan dura como graciosa en el momento que quiera insinuarlo. ¡Qué galorromántico!

Quiero vale cuatro.

Pero lo que más tengo es el recuerdo de dolor, que está infundado en la realidad pero justificado en mi deseo....... No te veo y te extraño. Me duele el plexo de tanto hacerlo y quiero que me extrañes para siempre.