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Uno. (Chocapick)

Con premura corrió por los pasillos del edificio desesperada por llegar al baño. Al menos eso de correr por las escaleras le dejaba el alivio de estar haciendo ejercicio. Sin embargo las arcadas la tenían aburrida porque le venían en cualquier lugar; eso sin contar el dolor de esternón que le causaban las contracciones. Estaba gorda, se veía gorda y se sentía a sí misma una vaca. Tenía miedo de perder a su marido; por eso el gimnasio, el aerobox, el step, y las cápsulas.

Tan pronto llegó al retrete y mientras se encontraba agarrada de la pared del baño público con los ojos llorosos vio las hojuelas de chocapick flotando en el agua, acababa de vomitarlas; una sensación de alivio se impuso a su culpa, la bulimia era su sombra. Tras la expiación rápidamente volvió a estar sentada frente al computador, rodeada de facturas por pagar y cheques por protestar; cansada y con mucho sueño.

Dos. (Missing)

Le encantaba dormir con la televisión encendida, su tenue luz lo adormecía y lo hacía sentir acompañado. Eso hasta que llegaba a su trabajo, más bien hasta que salía a la calle camino a la oficina. Allí era un tipo encerrado en un módulo de cuatro por cuatro, o sea todo un individuo. Para todo evento en su casa tenía conectada televisión satelital, él era un hombre precavido que sufría barbaridades cuando había algún corte de la electricidad o de la señal del satélite. Por eso esa mañana apenas abrió los ojos supo que el día se venía negro. Claro y cómo no lo iba a ser si al buscar entre sábanas y frezadas, debajo de la almohada, incluso del mismo catre, no lo pudo encontrar. No lo encontró por ningún lado, el control remoto estaba definitivamente desaparecido; una profunda sensación de angustia asoló su úlcera gástrica. Tuvo ganas de llorar de rabia apenas comenzó a sentir intensamente la soledad.

Tres. (La vida versión hip hop)

Sentada cómodamente sobre el sofá abrió el álbum de fotos de la familia; estaba sola en casa. A los tres años se vio en todas las fotos disfrazada de muñeca pepona con los cachetes pintados y con trenzas amarillas. A los cuatro de bailarina con tutú y todo eso; a los seis de mariposa; a los siete de hada madrina; a los ocho de Hello Kitty. Recordó a su madre cociendo los disfraces mientras en la mesa el costurero rebosaba de almohadillas, agujas, hilos y alfileres. Las instantáneas donde aparecía vestida de reina le robaron una sonrisa engreída. Hoja tras hoja la vida se le venía encima. A los doce el disfraz era de Frutillita, a los trece de china; a los quince de madonna, a los diecisiete de Debbie Gibson. Sin embargo más tarde, cuando se vio disfrazada de novia su rostro repentinamente cambió, se puso pálida y su sonrisa se extravió. Con furia lanzó el álbum por los aires y se puso de pie. Por la hora tuvo que correr a ponerse el disfraz de dueña de casa; su marido no tardaría en llegar de la oficina.

Cuatro (El currículum)

La sala de estar se encontraba repleta cuando terminó de retocarse el maquillaje; la vacante para el puesto de secretaria de gerencia había convocado a unas siete postulantes, todas ellas estupendas. El aroma mezclado de los perfumes saturaba el aire del salón. Ella iba vestida de dos piezas con un Rubén Campos que guardaba para este tipo de ocasiones, las otras tampoco se quedaban atrás, vestían como para el casino del principado de Mónaco.

Cuando la secretaria de recepción dijo en voz alta el nombre de una de ellas con apellidos difíciles de pronunciar, una rubia espigada se paró convirtiendo el pasillo en una verdadera pasarela europea. Ella al mirarla la odió por ser su competidora; con minuciosa mirada procuró encontrarle algún detalle, pero nada, ni siquiera sus senos eran de silicona, al parecer todo en ella era original. Por un momento se sintió derrotada. Miró a las otras; a la del frente quiso sacarle los ojos, a la que se encontraba sentada a su derecha, el hígado; a la colorina crespa del otro extremo quiso arañarle la cara.

Apenas traspuso el umbral de la puerta del gerente de recursos humanos, luego de escuchar su criollo apellido salir de la boca de la recepcionista, se puso de pie y caminó decidida; su blusa ya iba desabotonada. El rojo de sus labios bien delineados le auguraban una jornada dura, seguro que tendría que bregar para quedarse con el puesto, por un segundo pensó en quitarse las medias.

Cinco. (El consumidor)

El shopping a esa hora del día hervía de gente ansiosa por comprar. Las liquidaciones de temporada atraían a los compradores como el azúcar a las hormigas. Él iba con sus lentes a lo Zamorano cuando la distinguió parada en el departamento de electrodomésticos. De inmediato se acercó a consultar precios y a hacerse el lindo con ella. Le habló de su kawasaki 750, de su Mitsubishi Montero. Ella lo miraba con admiración; apenas cinco minutos y ya la había invitado a salir; ella aceptó fascinada. Para demostrar su valía compró un mini componente de música, un dvd y unos cds. Ella le preguntó si la compra era al contado o a crédito; él le respondió con tarjeta. Ella le consultó la clave de su tarjeta; él de inmediato se la dio. Ella despreocupada volvió a ingresar la clave; él se la confirmó. Ella cambió su cara de alegre a seria; él se puso colorado de vergüenza. Ella le notificó el bloqueo de su tarjeta por no pago; el galán se desplomó. Ella lo olvidó; él fue a dar al boletín comercial.



Texto agregado el 17-12-2003, y leído por 1439 visitantes. (12 votos)


Lectores Opinan
07-01-2004 Cao, te metes debajo de la piel de tus personajes y eres sin duda un observador fiel de la cotidianidad, con un dejo de finisima ironía.. un abrazo ruben sendero
22-12-2003 Los dos primeros son un pedazo de perfección. Pluma fuerte, certera y siempre rotunda, no resbala, no cae, no asusta. blanquita
18-12-2003 Son la mas de divertidos, pero hacen pensar. Tienen genio y saber hacer. No creo que tu humor sea negro, mas bien es un humor así...como puntillista, como el neo-impresionisno de Georges Seurat, .Cualquier Color te viene bien. Mis saludos. nomecreona
18-12-2003 llego tarde Ric para hacer un comentario que no repita los ya por demas acertados que e preceden..pero si puedo dejarte mis estrellas de placer por esta lectura y muchio mas personal: mis piquitos con crema para vos gaviotapatagonica
17-12-2003 Meh... Están bien. Desleal
17-12-2003 Creo que su análisis de la fenoménica actual "de consumo" queda muy bien retratada en estos cinco micro-cuentos, que tocan de trasfondo las soledades; el abandono de la propia persona que se rinde como culto a la sociedad caracterizada por la banalidad y el libre mercado. Hay una clara notoriedad por indagar en el sentir de las personas que retrata, bien por ello. Creo que hay unos cuentos que se roban la película, es lo complejo de las compilaciones. Su pluma certera y exquisita se ve reflejada acá…. Su filosofía quizás no esté muy lejana de la realidad que viven sus protagonistas, lo que le da licencia… En el humor negro usted es muy bueno, trabaja duro la escritura para hacer pensar a través de la liviandad lo profundo del mensaje (aunque mi preferido de ud. sigue siendo el estilo costumbrista tradicional). Mis estrellas, felicitaciones y saludos. CaroStar
17-12-2003 Bien mi hermano, muy bien. La textura de los relatos es estupenda, el culto al marketing y la filosofía consumista en su expresión humorística confirma una vez más la excelente calidad de tu pluma. Un abrazo, FALCON
17-12-2003 buenos textos, con el consumismo en que nos debatimos y tratados con una fina ironía. un saludo. Martin_Abad
17-12-2003 Magnifico, por todo lo que encierra en tan breve espacio, el título no podrías haberlo escogido mejor, una vez mas queda al descubierto tu privilegiada cabecita. Mis estrellas y un abrazo fuerte burbuja
17-12-2003 Cao: Hace mucho que no te leía, así que hoy disfruté de tu narración, muy,muy buena, con humor, con fina ironía...un placer. Saludos. meci
17-12-2003 Excelentes relatos, llenos de ironía y fino humor, plasmados con ritmo e impecable uso del lenguaje. Mención especial para el número tres. Mis redobles gozosos de tambor. tambordehojalata
 
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