Ronda nocturna


Cada cierto tiempo salgo a recorrer las calles de mi cuidad en las noches

Las recorro como un fantasma, como un espectro imperceptible

Me paseo sin rumbo por sus calles oscuras, llenas de tristezas

De silencios, solo rotos por el ruido de las sirenas

Y los gritos histéricos de una mujer desconocida

Con sus callejones que sirven de morada a indigentes
hay traficantes de vicios en las esquinas

Vendedores de ilusiones pasajeras y realidades paralelas

De fantasías perdidas entre los rincones de viejos edificios

Veo futuros extraviados, remedos de ángeles que duermen sobre cajas de cartón

Mientras huelen pega para engañar al hambre

También hay lobos hambrientos en busca de la próxima víctima

Sádicos y enfermos queriendo saciar sus más bajos deseos

Hordas oscuras amparadas en la noche

Luego comienza a salir el sol

Primero todo comienza a aclararse

Y los pocos pájaros que habitan este conglomerado de concreto

Comienzan a despertarse

Ya las criaturas de la oscuridad se van retirando

Como si sufriesen de fotofobia van ocultándose

Todo va cambiando, o mejor dicho mutando

Con los primeros rayos del sol la ciudad deja de verse tan amenazante

Pasan los minutos y las primeras personas salen ejercitarse

En las mismas calles que antes lucían amenazadoras

Las primeras unidades repleta de trabajadores se desplaza pesadamente

Entre el tráfico que ya hace un poco denso

El día llega y como si se tratase de una metamorfosis la ciudad cambia

Cambian sus calles y la gente que por ellas circula

De pronto un vendedor de café se me acerca y me ofrece una taza

No sin antes darme un “buenos días”

Y es en ese momento cuando me percato que mi ronda a terminado.