En los días pálidos
los labios agrietados de la tierra,
una piel quemada
que se torna cada vez más morena
tosca, áspera y sin brillo
como toda una semilla macilenta.
Chupada en el cráneo,
sus cabellos con orzuela
y un moco seco de su nariz
Un suelo desvaído que se queja al caminar
como un viejo octogenario;
extenuada, pálida y unas ojeras negras.
Una tierra que al reír
Se lamenta del dolor de sus costillas.
La lluvia …
y la tierra sedienta se ahoga
y las plantas y los árboles se convierten
en peces iridiscentes
y el hombre flota con la panza al cielo
entre sollozos y llantos de mujeres.