Inventario
A ver, son las dieciocho horas,
Treinta minutos, siete segundos.
Seamos precisos, debemos serlo
Porque en todo inventario
Se debe ser minucioso,
No olvidarse de nada.
Tengo:
Frente a mi el teléfono,
Negro e inhalambrico,
Valor: mucho,
Hoy por él hablé contigo.
El cenicero amarillo papal,
Con dos puchos apagados
Y un cúmulo de cenizas,
Valor: mucho.
Me sirvió de soporte en la espera,
Cuando te aguardaba.
Un pocillo de café vacío
Corresponde al… no se
Digámos que al décimo café.
Valor: nada,
Me altera en tus ausencias
(el café, no el pocillo)
A mi derecha, todavía sobreviven
Dos atados de cigarrillos,
Uno consumido por la mitad
Tratando de acompañar mi tarde
Valor: nada
No llegaran a sobrevivir la noche.
A mi izquierda la agenda,
Mayo 2 martes 2006,
El resto de la hoja en blanco
(eso me pasa por pensarte)
Valor: mucho
En unos días se cotizará alto.
Debajo del telefono un libro,
Derecho Administrativo,
Ya leido, reojeado y subrayado
Valor: nada
Para este inventario nada,
No creo que seas administrable.
Un poco mas a la izquierda,
Dos portapapeles con prolijitos,
Cuadraditos de papel amarillo.
Valor: nada
No te llevarán ningún mensaje.
Al borde del escritorio, a la derecha,
Dos prolijas pilas de expedientes,
Todo el trabajo de hoy.
(hecho a escondidas mientras te soñaba)
valor: Mucho
disimula las horas que paso imaginándote.
Sobre el borde inferior del escritorio,
A la izquierda, el trabajo de mañana,
Que seguro no iniciaré hasta saber de ti.
Valor: nada
Mañana será otro día
en el que seguramente también,
habra: nada,
que me impida imaginarte
y habrá: mucho
que me haga extrañarte.
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