Busco un hogar, pero no una casa. Busco una flor, pero no una rosa calurosa e ingenua que se marchite con el soplido del viento de verano. Busco un ángel, pero un mercenario ni uno caído, con las alas rotas, porque dejará de ver cielo y creerá que mis ideales son los suyos. Busco un alma que se atreva a ser ella misma.

Busco un ave, pero no un águila, sólo un ruiseñor que cante y me enseñe a descubrir la belleza en su esencia. Busco un espejo que refleje lo que soy y no lo quiero ser. Busco un confidente, pero no alguien que me dé siempre la razón, sino alguien que no tema al decirme mis defectos, para poder florecer, algún día, como persona.

Busco un ojo, pero no uno hermoso, sólo uno que no se alarme cuando me vea llorar. Busco unos labios, pero no unos fugases, mas bien unos que me permitan ser débil y me ayuden a ser un ser fuerte. Busco un oído que no sólo oiga, sino que también escuche.

Busco un evangelio que me permita ser humilde para perfeccionar mi espíritu. Busco un sueño, pero no uno que me permita dormir, sino uno que me muestre la aureola que lleva en su frente. Busco un río que corra libremente, alimente los árboles, las flores y cante, alegremente, la poesía que lleva dentro.

Busco el silencio, pero no uno que lleve a la soledad. Busco la sonrisa, pero no la hipocresía. Busco la algarabía, perno no el desaliento. Busco el beso que borre en un santiamén, la frustración y el resentimiento. Busco el calor que se abriga bajo una piel. Busco el amor, pero no el sexo, mas bien la resurrección

Busco la caricia, pero no la compasión. Busco el dulce sin llegar al empalago. Busco la frescura del aliento de otoño. Busco el presente, para que me enseñe lo que será el futuro. Busco el anhelo, para descubrir la vida. Busco la estrella, para tocar el universo.

Busco la dignidad y el decoro. Busco una luz, pero no una que termine donde inicia la Tierra, sino una que comience en el cielo.

Busco una compañera, pero no una muñeca, mas bien una pareja.

Simplemente...busco una mujer.