Basado en una canción de Cradle of Filth
Camino aquí solo, en este lugar hecho para la muerte, derrotado por el infortunio, destruido por mi suerte... Y pensar que en este lugar crecí, creyendo que dar dolor era dicha y provocar sufrimiento era el Cielo!... Siglos después te conocí y siendo tú una niña nos casamos para siempre...
(Mi dulce Emilia,
vestida de pena,
¡vuelve a mi desde la tumba!)
Estas palabras garabateé en mi brazo cortado con esta daga olvidada, pensando inútilmente en algo imposible, porque ni el conjuro ni mi sangre pudieron devolverte... Las lágrimas caen como fragmentos de un cristal que se desmorona y se juntan en ríos que dan a un Mar desolado. Parecen un rebaño de pecadores que cabizbajos y sin alma se unen sin vida para ser condenados.
Un cielo ensombrecido, el día que murió mi risa, mi alma caía y caía velozmente en la noche, hasta destrozarse en los despeñaderos….
¡Tan cercana la tormenta otrora distante!, debajo de estas estrellas ineptas que en otro tiempo adore… ¿Por qué Padre? ¿POR QUÉ PADRE?! Mentiras engarzadas entre llamas esperan por mí... ¿pero ella? ... Mi amor era un dulce flor blanca, tan bella como indefensa, si hasta sus espinas eran tiernas!.
Ojo por ojo decían los antiguos, pero mi fe a los cultos de los ídolos ya estaba acabada y sus hogueras me parecían tan vanas. Al lado de su tumba lloro… ¡Oh Dios por favor sálvame de este infierno que ya conozco!
Y mucho he tratado de olvidarla, de arrancarla de mis recuerdos, de alejarla, pero fallo... quisiera poder ahorcar mis sentimientos, aplastarlos, acabarlos, no sentirlos, apretarlos con un torniquete que asfixie mis pensamientos y por fin olvidarte, pero no puedo. Aún siento tu presencia en el viento, en las tardes tus pisadas se escuchan alrededor mío, mientras tus manos acarician mi rostro y tus delicados dedos rozan mi cuello.
Dicen que la única forma para liberar un alma atormentada es el suicidio, aunque los cielos no lo aprueben..
Un día ensombrecido, el día en que ella murió, mi alma caía y caía hasta destrozarse en los despeñaderos.
¡Oh Dios cuan fácil sería sacrificar mi vida, para tenerla a mi lado!
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