Nadie sabía dar una explicación lógica, era simplemente un fenómeno mas allá de cualquier conocimiento existente. Este bólido maravilloso, construido en un garaje casero por las manos inexpertas de un autodidacta, estaba acaparando todos los premios ante los ojos incrédulos de las mas prestigiosas escuderías. No hacían falta espías, pues su creador era generoso en explicaciones que nadie parecía entender: ¿Cuánto medía la primera cinta de medir? ¿Con qué precisión se fabricó el primer equipo de precisión? ¿Por qué le llamamos complejo a un mecanismo que solo se compone de mecanismos simples? . Y aquel joven estudiante escuchó, dudó, olvidó, aprendió, entendió y por primera vez, creó.