La abstinencia sexual no tiene ningún objetivo si se realiza por falsas causas morales (a las falsas causas morales se les conoce como “causas morales”) porque genera frustración. Además, el frustrado (lo sabemos) llama inmoral al no frustrado. En nombre de la santidad se han formado sociedades de locos asesinos (como la que imperaba en la España de la época de la conquista).
Así que vale mil veces más un no abstinente no frustrado que un abstinente frustrado porque tarde o temprano este último sólo sabrá satisfacerse usando la violencia. Dicha violencia se incrementa en el momento de la búsqueda desesperada de satisfacción sexual porque la satisfacción sexual se mezcla con el sentimiento de culpa en el momento del acto sexual y, para librarnos del sentimiento de culpa convertimos la culpa en acusación precisamente sobre el ser mediante el cual nos estamos satisfaciendo o con el cual nos estamos satisfaciendo (de ahí que, en la España de la inquisición, muchos de los aparatos de tortura tenían usos sexuales, dichos aparatos pueden verse aún en museos de Sevilla, España). En otras palabras: una falsa moral que obliga a una abstinencia sexual genera individuos con un sentimiento de culpa tan poderoso que la pagarán con violencia contra los seres con los cuales su biología desea satisfacerse.
Entonces reconozcamos que la abstinencia sexual puede ser muy peligrosa.
El error de los hijos de puta antes mencionados consistió en que temieron a la mujer y proyectaron a Satán en el atractivo femenino (por supuesto, “Satán” era todo aquello que era no-Dios, y Dios era la pureza más pura similar a Cristo clavado en la Cruz. A la vez es imposible que lo femenino no sea atractivo para lo masculino y viceversa). Cuanto más pura fuera una mujer más atractiva se volvía porque más energía poseía y por lo tanto más bruja se le consideraba, más tentadora, y por tanto más digna de la violación, la tortura y la hoguera. En cambio, cuanto más hija de puta, menos energía poseía, menos atractiva era, más acusadora de las más atractivas que ella y, por tanto, más posibilidades de sobrevivir tenía. Para ser absolutamente intachable había que ser absolutamente desagradable para no ser mordida por los perros hambrientos, bocona acusadora que señalaba a esos sedientos abstinentes las mejores mujeres con las cuales satisfacerse.
Así que, por favor, estemos de acuerdo en que la abstinencia sexual forzada en el nombre de una moral ha sido uno de los males más desagradables de toda la historia.
Es de locos ser abstinente sexual y tenerle miedo a la mujer. Pero ¿Qué es la abstinencia sexual y por qué muchas religiones y sectas la recomiendan? Porque permite un ahorro enorme de energía y por tanto un incremento de los niveles de conciencia. Por permitir un mayor ahorro de energía permite en consecuencia una mayor cantidad de energía que puede ser transmitida. La facultad de transmitir un alto nivel de energía se revela en un placer absoluto, es un placer sensorial, casi como un sexo sin sexo pero quizás sea precisamente lo que busca el sexo cuando busca placer. El gesto más insignificante contiene mayor significación, se vuelve placentero y satisfactorio, porque en realidad lo que se transite es amor y ese amor es sentido. Es ser un ser con contenido. Pero ese ser con contenido abre niveles que el sexo de por sí no abre, porque es un intercambio constante de energía en todas las posturas del ser. Es completo.
Pero en cambio, el mucho sexo o el sexo en exceso es como mucho sexo entre seres sin contenido y suele ser muy poco satisfactorio y está lleno de dudas, pero el hecho es que es mucho sin contenido y suele decaer en una necesidad inconfesada de satisfacerse lo más posible con lo muy poco del otro, como quitando, robando, absorbiendo, “chao puta”; en lugar de ser un encendimiento, para que sean dos dando de lo propio (al menos sería un comienzo).
Cuando se tiene contenido, es decir, cuando se tiene energía y hasta mucha energía ahorrada porque se sabe llevar la vida, lo que realmente se busca casi desesperadamente mediante el sexo, se consigue, transmite y obtiene prácticamente con nada (porque el espíritu toma ese espacio… se abre ese espacio)
Bueno, quizás ese es todo el misterio de lo que se suele llamar como seguridad en uno mismo, quizás sea eso.
Pero la abstinencia de los Fanáticos Benditos (de los que se han apropiado del misterio, es decir, de los que se han apropiado del uso de ese espacio que ocupa el espíritu) consiste en que han descubierto que son capaces de transmitir absolutamente todo lo que les da la gana y pueden, sin necesidad de contacto físico y sin embargo esa transmisión es un modo de contacto físico pero en otro espacio. Y eso es el éxtasis. El éxtasis verdadero. Se siente como una vibración que parte del estómago que embellece. Cuando esa energía es recibida la persona que lo recibe queda embellezada, pero, por razones culturales, muchas veces se confunde… Vamos: no es tanto que se confunde, muchas veces es que no entiende, y se tranquiliza pensando que es que uno es marico, es la única manera en que pueden acogerle a uno en su seno; también uno podría hacerse pasar por cura, pero lo más seguro es que no se tenga ropas para eso. Pero lo más apropiado para ganar la simpatía es decir que se es un adorador de Satán; entonces no solamente se puede transmitir amor, sino también miedo… y convertirse en un experto en eso; pero puede ser arriesgado: la transmisión puede ser anulada irrevocablemente: Lo mejor es que se crea que uno es marico y entonces, y solo entonces, jugar con el miedo. Para transmitir y jugar con el miedo es preciso envolverse con un manto de dudas, a los ojos del otro, es decir: hay que convertirse en un ser absolutamente dudoso.
¿Por qué el miedo? Porque el amor confunde, la mayoría de la gente no lo entiende o no lo acepta, se asustan de él cuando lo sienten y le buscan oscuras intenciones – a menos que estemos tratando con gente que es sana, que no esté condicionada -. El miedo transmitido no embellece, pero genera profundos sentimientos en el inconsciente y fortalece. Un individuo fortalecido tiene más posibilidades de sentir amor sin confundirse (muchas veces las personas tienden a querer pagar con dinero cualquier favor por parte de un desconocido, se confunden si el desconocido no acepta la paga, no entienden, y entonces sus cabezas se llenan de temores. Esta actividad fácilmente observable no tiene otro propósito más que el de mantener un bloqueo psicológico, ante la incapacidad de aceptar un gesto cualquiera la única cura posible consiste entonces en abogar por el miedo. El miedo genera movimientos en el inconsciente, lo mueve). Y, aún cuando no se transmita amor y sí duda y miedo, lograr que alguien se fortalezca es una manera de amar.
Por eso muchas veces se juega a la duda y al miedo. Pero ese miedo es generado por la duda y no por una razón para el miedo, es decir: es un movimiento psíquico interno que ocurre en un individuo ante un comportamiento que no logra definir ni intuir sus propósitos y que se sale de lo común o de lo esperado comúnmente. Eso aviva al inconsciente y entonces se tiene sueños (que es un síntoma del avivamiento de todas las fuerzas del inconsciente antes aburridas, dormidas, y casi paralizadas por exceso de corroboraciones de previsibilidades). Eso también embellece.
Respetable es no hacer parte del guión de la gente.
|