Y vuelvo a mirar mí mano inocente,
Con su herida en ella recién plasmada,
Ajena a mis problemas, aún así,
Víctima principal de mis desgracias.
Recuerdo aquel momento en mis frías manos,
Recuerdo aquel tacto de la cuchilla,
Sobre la muñeca derecha, rígida,
Ante el sin sentir mío en el espejo;
Tras los ojos de mi triste alma muerta,
Junto a mi mente, desesperada aún.
Río, grito, porque voy a morir ahora,
Porque sin dudas, todo llega a su fin.
Pero soy cobarde, sé que lo soy,
Solo tengo aquel recuerdo, la herida;
Lo que pudo haber cambiado mi vida. |