Oliverio y Luis compartían, como lo hacían rutinariamente, palabras en un café de un hotel lujoso de la zona céntrica porteña.
- Preparáte - Dijo Luis - La guerra está cerca. Nos van a venir a invadir.-
- No pueden llegar acá Luis, no pueden, son inhumanos.-
- Para el caso nosotros también lo somos. En serio Oliverio, hay que cuidarse mucho.-
- ¿Cuidarse de qué? No exageres, en serio. Hacete la idea de que no pueden llegar acá, no están capacitados.-
-¿Qué te pensás que estamos metidos adentro de un campo de fuerza? -
-¡No! Lo que te quiero decir es que ellos no están capacitados, no pueden hacerlo. Solo nosotros llegamos hasta acá. Los guardianes. ¿Entendés? -
-Claro que te entiendo. Pero de todos modos creo que hay que ser muy cautos.-
Ambos terminaron su café y salieron. Un cuerpo cayó del cielo, y se estampó secamente en la acera. Interesante: Si se lo comparaba con las imágenes bíblicas, era nada más y nada menos que un ángel. Aunque… este tenía una granada de mano apretada en su puño: ya detonada. Ambos se miraron en silencio. Luis sólo dijo: “Te dije” y ambos echaron a correr, desplegaron dos inmensas alas blancas y echaron a volar, pero no fue suficiente, y su vuelo se vio interrumpido por la presión ejercida por la fuerza de la explosión, haciendolós volar miles de metros pero no por voluntad propia. La calle se vio teñida de una llamarada inmensa, roja, naranja, que desprendía humo negro para todas las direcciones, y los cadáveres de Luis y Oliverio, se convirtieron en polvo.
Si serán inteligentes los demonios, que sin acceder a la tierra, en 10 años conquistaron el mundo.
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