Tu rostro íntegro muestra la imagen de la belleza consumada, eternizada en mi memoria. Tu mirada profunda se pierde en lo inmediato de la espera y de la búsqueda. “¿Dónde voy? ¿Dónde estoy? ¿Dónde estás?” Pareces preguntarte. “¿Te encontraré? Amor... que sabes huir.” "¿O acaso te he enseñado a escabillirte de mí?" Dices que vuelve a ti, noche tras noche, la misma inquietud. No es consuelo. No lo quieres Ansiedad. Soledad. Poco logras encontrar el sueño que sueñas. Soñado por siempre. Siempre la misma canción, cantada mil veces. Te envuelve, te mueves. Estoy ahí. No me ves. Me alejo. Te quedas. Sin dolor no hay sufrimiento.
Texto agregado el 30-04-2006, y leído por 284 visitantes. (5 votos)