Por que aquí estoy, de rodillas, indiferente a la vida, me llueve encima y aquí estoy, aprendiendo a vivir bajo el agua. Cada día aceptando más mi realidad, resignada, de rodillas, aprendiendo a quererla. No la puedo cambiar.
Cada vez que intento pararme algo me frena, agacho la cabeza, no quiero ver esta vida sin vida, y sigo aprendiendo a querer mi realidad, con los ojos cerrados y de rodillas.
Es mejor así, prefiero la resignación a seguir peleando por algo que no existe, y no tengo fuerzas para construir. De cierto modo me gusta el agua que corre por mi cara, hace frío pero me puedo acostumbrar. Es cosa de tiempo nada más. Por último es un estado de calma, un bloqueo emocional. Es mejor así de rodillas, para que pararme si no hay donde ir. Yo quería viajar hasta las estrellas, pero estoy tranquila desde aquí las puedo ver. Es mi profecía auto-cumplida, la desesperanza aprendida. Si no puedo ver más allá de los párpados no hay preocupación. En fin no veo nada malo. Que puedo pedir. No hay movimiento, no hay color. Pero tampoco hay sufrimiento. Así de rodillas la vida es más tranquila. Aún tengo ganas de salir, saltar volar, cambiar, gritar… pero algo me frena, una sospecha me detiene. Pasan las horas, los días. Y me acostumbro, y sigue lloviendo sobre mojado, y yo simplemente de rodillas.