Quiero escapar de mí,
Me ahogo en un mar de lágrimas viejas.
Vivo soñando con escapar,
Sueño que vivo escapado.
La verdadera locura quizá,
No sea otra cosa que la sabiduría misma que,
Cansada de descubrir las vergüenzas
Del mundo, resolvió volverse loca.
Quiero alejarme de mí,
Internarme en la locura,
Extenuada de naufragar,
Siento el peso del mundo sobre mis hombros.
Camino despacio, sin ganas de sonreír,
Se pasea la vida frente a mis ojos
Mis ojos desconcertados, avergonzados ya
No quieren llorar más.
Mi alma si, es su forma de expresar su descontento, su opresión.
Será que no me conoces bien…
Del paraíso al infierno, hay un paso
Nada más.
Incluso la estabilidad me abandonó,
Se llevo consigo todos los buenos pensamientos,
Las palabras bellas.
Le robo el olor a las flores, me dejo su color.
Se llevo el calor del sol pero me dejo su luz.
Mi alma tiene frío.
Una hora, una eternidad.
Un día la vida entera.
Una sonrisa, ya no basta.
Una palabra, poco sincera.
Una caricia, tengo miedo.
Frágil, débil, esa no era yo, o esa no creí ser.
¿Qué te ha pasado princesa?
Pequeña pregunta para tan gran respuesta.
Luego viene la calma, un estado
De tranquilidad, inmóvil.
Todo es una tormenta, yo en su centro,
Ahí, sin más anclada, ya no hay preocupación.
Todo vuela en mi mente,
Mil pensamientos por segundo.
Nada pesa tanto como el corazón cuando está cansado.
Anhelo alivio, calma, dejar esta carga, caer.
Dormir, y un buen día despertar,
Sí despertar, de un insostenible sueño llamado realidad.
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