Hay gente que añora viejos tiempos, hay gente que permanece en silencio, hay que gente que vive de recuerdos. Algunos tienen esperanza, otros se resignaron hace tiempo. Pocos son los que pueden sentirse completamente felices, muchos los que dicen serlo...penas que invaden el alma, llanto que recorre mi rostro, soledad sin lluvia, otoños sin viento, velas sin vino, victorias sin rivales, abrazos perdidos. Quien sabe la verdad?
La soledad puede llevarte a lugares colmados de dolor, hacerte sentir esa sensación de angustia que no cabe en el pecho...y busca salir, y parece hundirte y finalmente se transforma en llanto y en segundos tus ojos se pierden y tu corazón explota, y todo vuelve a comenzar y las horas pasan muy lento...y pesan, y pesan.
Querer crear y no poder, querer sentir y no temer, despertarse vacío, no querer despegarse de la cama, dar vueltas de un lado a otro y el dolor no se va. Cerrar más fuerte los ojos, pensar con fuerza en el sueño para no afrotar otro día, sentir que la vida pasa...y pesa, y pesa.
Qué tontos somos a veces que tenemos tan cerca al amor que no vemos más allá de nuestro orgullo, qué ingenuos podemos ser al creer que siempre debemos esperar el perdón ajeno, que imbéciles cuando retenemos un beso por rencor, que en vano arrepentirse de no tener el valor para pedir perdón.