Para la Gloria y la Honra del Señor - El Último Filántropo


Om... ¿está encendido? Golpetea el micrófono un par de veces. Hola, buenas noches hermanos. Mi-mi nombre es Dagoberto Leal Menéndez. Este... nací en esta ciudad hace cuarenta y un años. En esta, en esta ocasión he querido compartir con ustedes mi testimonio, hermanos, para la honra y la gloria del Señor.


Este... pues, verán hermanos, yo hace apro-aproximadamente un el micrófono silva yo entré en una gran depresión. Me separé de mi esposa, y y el Señor aún no me la ha devuelto totalmente pero ya estamos hablando nuevamente; pero como les decía hermanos, me había separado de mi esposa y se había llevado a los niños. Gracias a Dios aún tenía trabajaba pero el estrés que estaba acumulando era bien terrible. Trabajaba de de 6 de la mañana a las 10 de la noche hermanos. Yo trabajaba en la casa de un señor adinerado, sirviéndole de mandadero; me tenía que que despertar siempre temprano porque no sabía cuando se le iba a ofrecer mandarme a recoger algo a la finca, que era un viaje de dos horas, o ir a comprar alguna cosa, o llevar a reparar algún carro, o ir a dejar a la hija al colegio... y lo peor es que era un señor bien enojado y por todo me regañaba. Lo peor era hermanos, que todo aquel enojo y estrés me lo pasaba a mí mi patrón y cuando llegaba a la casa llegaba todo enojado, le pegaba a mis hijos, a mi esposa; sólo a comer y acostarme quería llegar. No se me podía ni hablar hermanos. Yo me sentía bien mal cuando me daba cuenta de lo mal que estaba siendo con mi familia, y luego para empeorar las cosas comencé a beber hermanos; comencé a beber y esto me volvía más violento, casi ni dormía. A veces sólo a llorar me ponía de la tristeza, y sólo llorando podía conciliar el sueño. Era terrible porque ni buen descanso lograba ya que siempre me estaban agobiando estas pesadillas horribles en las que me devoraba una como máquina; todas las noches lo tenía. Bueno hermanos, así fueron pasándome las cosas y yo cada vez me desesperaba más porque el dinero ajustaba menos, cada vez menos. Cuando mi esposa me dejó ya contaba con un poco más de dinero pero igual me lo gastaba en la bebida y las prostitutas hermanos.


Para no hacérselos tan largo hermanos, el colmo llegó hermanos llegó cuando bajándome del bus estaba cuando dos babosos me salieron como de las sombras y me dijeron: “mirá, hacétela fácil y soltá todo lo que andás de valor” y yo me hice el macho y les dije que no, esperando que el Señor me ayudara hermanos, pero el Señor dice que no lo deben tentar, y por eso me fue mal hermanos. Yo sólo voy viendo que me saca una cuchilla el baboso y me dice: “mirá (y me dice la gran mala palabra que no les voy a repetir), me vas a dar tus babosadas ya porque no ando mucha paciencia”, y el otro como para intimidarme me decía: “hey viejo, yo no soy loco como éste; yo no quisiera hacerte nada, pero este hijue (usté ya sabe) sí te la va a zampar, así que por favor dale todo lo que andás”. De esa forma les tuve que dar el dinero que me iba a gastar en la vida pecaminosa hermanos; fue como un como el aviso que me estaba dando el Señor, hermanos. Es terrible cuando uno se aparta de los caminos del Señor.


En fin hermanos, cuando llegué a mi casa estaba sudando horriblemente; estaba totalmente fuera de control. Yo cometí el error de en vez de ponerme a orarle a nuestro Señor, me puse a pensar en cómo librarme de tanta miseria rápidamente. Por que yo sé que el Señor trabaja lentamente para solucionarle los problemas a uno, después de empezar a asistir al culto por un tiempo y dar los diezmos para el Señor. Pero les digo hermanos, hay alguien que trabaja más rápido que el Señor, y ése es el Diablo.


Yo decidí hacer un pacto con el Diablo hermanos. La gente ya no cree en esos pactos porque ya no toman en serio al Diablo, pero déjenme decirles hermanos que sí son posibles. Lo que pasa es que el Diablo es igual de receloso que el Señor, y le gusta que verdaderamente crean y tengan fe en Él para aparecerse. Eso sí hay que reconocérselo al Diablo: Él si responde rápida y directamente a las peticiones. En fin hermanos, yo lo aclamé al Diablo con toda la fuerza de mi ser y mi corazón, y le dije: “Satanás, Luzbel, Belcebú, Diablo, Cachudo, Rey de las Tinieblas, Anubis, Señor del Tridente, Serpiente, Padre de toda Mentira, Aquel que se atreve a mostrarle las garras a Dios! ¡Acude a tu siervo que te necesita durante este trago amargo!” Así le dije y en eso hermanos, que se me aparece en frente el Diablo. Al principio que lo vi era primero como un árbol, como un árbol de almendras sembrado en la salita de mi casa. Ya después hermanos, unos segundos después, tenía forma de señor; usaba un traje de esos finos y una corbata linda de color dorado; todo lo demás era negro. Bien cortadito su pelo, bien oloroso a rosas. Cabal como yo me lo había imaginado hermanos. Viene el Diablo y me dice: “Me llamaste, y acudo a ti, a diferencia de Dios que se excita con ver los ruegos de sus fieles. Yo sí acudo a aquellos que me necesitan, soy el último filántropo. Que no te hablen mal de mí. La gente tiene un concepto equivocado de mi persona. Yo no quiero que se vayan al infierno conmigo, porque yo soy bueno y no les deseo mi mismo mal a ustedes los humanos que tanto quiero. Pero ni modo... bien convencidos se los tiene Dios. ¿Nunca se han puesto a pensar que quizá el Dios bueno que los creó no era tan poderoso y un Dios malo vino y lo mandó a un infierno y se apoderó de la humanidad para usarla como teatrito personal? Bueno, ¿qué se le va a hacer verdad? ¡Es su mundo! ¡Ja ja ja ja ja! Pero pues sí, mi amigo, ¿en qué te puedo ayudar? ¿Por qué estás tan desesperado?” Ya con eso me tenía bien convencido hermanos. Yo vengo y yo le digo: “Mirá Satanás, yo lo que quiero es dejar de sufrir tanto, yo sé que vos sabés por todo lo que paso ya que siempre me quejo de todo cuando estoy borracho. Tenés que ayudarme porque ya no puedo y sólo pienso en matarme”. Y el Diablo me dijo: “¡Vaya para que veas! Se supone que con suicidarse la gente se va al infierno, y si ése fuera mi objetivo no te ayudaría, dejaría que te mataras y te fueras a mi casa; mas no lo hago, porque verdaderamente quiero ayudarte. Sólo para que veas que son mentiras lo que se dice de tu servidor. Vaya, ya no quiero que te me preocupés, ya no quiero que sufrás; yo te voy a ayudar ahorita. Lo que vas a hacer es regalarme tu firmita aquí, sólo para usarla como comprobante de que te he servido; mirá este listado de firmas, ‘Lista de Clientes Satisfechos’, ahí se añadirá tu firmita. Me vas a firmar y te vas a ir a dormir y mañana que te levantés todo te va a empezar a cambiar.” Y entonces yo hermanos, firmo el papel y cuando termino siento un gran frío que sólo me dieron ganas de irme a acostar a mi cama y cubrirme bien. Sólo alcancé a escuchas las buenas noches del Diablo hermanos.


A la mañana siguiente me he despertado hermanos, me he despertado y lo primero que me dicen cuando llego a la casa de mi patrón es que se ha muerto. A la semana me están diciendo que me ha dejado en su testamento más de cuatro mil dólares. ¡Aleluya hermanos! ¡Alabado sea el Señor!


Para esas fechas también me comenzó a llamar por teléfono mi esposa, diciéndome que me extrañaba, que quería volver conmigo, que había cometido el peor error de su vida al dejarme. Volvió conmigo y en ningún otro momento de nuestro matrimonio fuimos tan amorosos y felices hermanos. ¡Aleluya Aleluya!


A los días estaba encontrando un trabajo en el que me pagaban el doble que en el antiguo trabajo hermanos. Toda mi vida se estaba transformando para la Gloria y la Honra del Señor; dejé de beber y de acudir a las mujeres de la mala vida. Ya mis hijos no me tenían miedo y a los pocos meses comencé a asistir a nuestra Iglesia y a escuchar a nuestro Pastorcito.


Fue cuando comencé a venir que Dios se percató de su oveja descarriada y el pacto que había hecho con su rival. Al venir aquí, Dios se dio cuenta que me tenía que corregir; fue entonces cuando me despidieron del trabajo porque pensaban que me estaba robando unas cosas, y les juro que no lo estaba haciendo hermanos. Ese día me puse tan triste que me gasté una cantidad de dinero en bebidas y prostitutas finas que no se imaginan. ¡Ay! ¡Entonces más me apretó el Señor! Cuando mi esposa vio que estaba bebiendo otra vez me dejó otra vez. Quedé devastado hermanos, porque yo pensaba que nunca más iba a estar solo; pero así fue hermanos. Quise volver a llamar al Diablo pero ya no acudía, ya que el Señor no lo dejaba. Y así a puras penas he pasado todo el tiempo hasta hoy, teniendo fe en el Señor y confiando en que Él me va a solucionar mis problemas como se debe, sin la intervención de otras fuerzas malignas hermanos. Comencé a escuchar con más atención a nuestro Pastorcito que nos dice que sólo el Señor puede solucionar los problemas y que si en todo caso nos morimos antes, nos espera la recompensa eterna allá arriba. Así que por eso he venido mis hermanos, a darles mi testimonio, para que vean hasta dónde llega la Gloria y la Honra del Señor Jesucristo nuestro Señor Amén. Dios los bendiga. Tengan buenas noches hermanos. Ashlavala slálvala arralavala.


Se escuchan uno o dos aplausos tímidos que hacen eco en el silencio del tabernáculo.


FINE.