Comienza el día en Berlín, nunca vi sus cielos ni escuche sus palabras, pero me lo puedo imaginar.
Como una leve brisa que transporta los copos de nieves que decoran los tejados.
Como un tapado que salva la vida de un cachorro en su primer día de ojos abiertos y luz inundada en sus pupilas.
Sin importar todo lo que haya pasado por mi mente, solo un segundo mas con tu rostro aunque sea por los recuerdos.
Darme cuenta tarde de que el viento no para nunca de trazar su ruta.
Siempre es la mañana en algún lugar.
Aunque hoy yo no pueda ver el sol entre el nudo de cables pelados que me ahorca la mente



Dedicado a Adriel