Había una vez, en algún lugar lejano del planeta Altistry, un pequeñito caracol, que cansado y triste de andar solo, decidió salir a dar un paseo para ver si hacía nuevos amigos. Era una tarde de mucho calor, ya que en Altistry nunca es invierno, y las temperaturas suelen ser muy altas. Pero bajo su caparazón, nuestro amigo caracol se sentía fresco y reparado.
Por cierto, su nombre era Belín y había perdido a su familia unos años atrás. Una noche lluviosa y húmeda, sus papás habían salido a dar un paseo por Altistry, y al volver se toparon con un monstruo de cabeza ancha y bigotes que clavó sus patas sobre ellos. Desde entonces, Belín no pudo olvidar lo que había sucedido y temía volver a encontrarse algún otro día con aquel malvado monstruo. Incluso algunas noches hasta soñaba con él...a veces lo imaginaba con antenas, otras con dedos largos y hasta de varios colores.
Por eso prefería salir por las tardes, aunque el sol le calentara su caparazón, y de esta manera sentirse seguro.
- Qué sólo estoy!!! repetía Belín incesantemente mientras caminaba por el planeta.
- Lástima no tener hermanitos para jugar!!!
Y así fue que de tanto caminar se perdió y no supo volver a su hogar.
Ya comenzaba a oscurecer y Belín empezaba a tener miedo; trataba de esconderse muy bien dentro de su caparazón pero no era suficiente, alguien podría descubrirlo....y si volvía aquel monstruo?
Fue entonces que comenzó a ver unas luces muy, muy fuertes y a oír una música ensordecedora....trató de ver qué ocurría y no saben cuánta fue su sorpresa al ver que muchas personas se acercaban con instrumentos colgados de sus hombros!
- Nunca ví nada igual....dijo Belín sorprendido. Sus papás le habían hablado de los hombres pero nunca los había visto tan cerca....
Entonces, decidió esperarlos escondido detrás de un pino muy alto. Sonaba muy linda esa melodía, porqué nunca la había oído antes? Además los músicos parecían tan felices!
- Ellos no deben sentirse tan solos como yo! .... pensó el pequeño Belín.
Cuando ya se habían alejado, decidió pasar la noche allí, ya que estaba oscuro y no sabía cómo volver. A la mañana siguiente, se dio cuenta de que estaba realmente extraviado y no tenía noción de qué camino debía tomar. Unos pasos por la derecha, algunos por la izquierda, pero estaba siempre en el mismo sitio....
Fue entonces cuando al levantar la vista, reconoció a uno de los músicos de la noche anterior. Pensó que la mejor forma de comunicarse con él era cantando una melodía caracolense que su mamá le cantaba cuando era bebé.
En el primer intento, no consiguió llamar la atención de aquel hombre....
- Debo intentarlo más fuerte....se dijo a sí mismo.
Infló sus pulmones y su voz sonó muy fuerte, como nunca se había oído. El hombre se inclinó y le preguntó cual era su nombre.
El le contó que se llamaba Belín y que no conocía el camino de vuelta a su casa. Entonces el buen hombre lo tomó entre sus manos y gentilmente lo llevó. Supo cuál era su casa porque en Altistry todas las casas se llaman con el nombre de sus habitantes, y entonces supieron que habían llegado al ver el cartel que decía 'Belín'.
En señal de agradecimiento, Belín le convidó una taza de leche y miel con avena, que el músico aceptó con gusto....y además desde entonces todas las tardes va a buscarlo para que acompañe a la banda de músicos. Claro que como Belín camina muy despacio, se turnan para llevarlo apoyado en la cabeza de cada uno de los integrantes.
Y luego todos lo acompañan a su casa.
Ahora Belín se siente feliz, y todas las tardes se encuentra con sus amigos. Belín empezó a olvidar al monstruo y no tiene más pesadillas; sueña con nuevas melodías, con jardines llenos de flores, y todas las noches sus papás le sonríen desde la estrella más grande.
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