Inexorablemente el verano es para la mayoría de la gente solo una escapatoria de sus caretas normales, inevitablemente y a veces por desgracia para mi es solo un tiempo en donde disfruto del sol, y siento que la gente es mas real. En cambio yo siempre soy igual.
Hay personas que son incondicionales, y esas son las que me salvan cuando ya siento que no tengo salida. Y es por eso que cada año, más o menos para la misma fecha (la de los momentos difíciles) vuelvo a ellas.
Parece ser que la vida es media cronológica, porque tenemos esa etapa linda, donde nos vestimos mas livianos, las sonrisas se consiguen mas fáciles, y todos nos abrimos mas a lo desconocido; la confianza esta a flor de piel, y las miradas son mas profundas, mas reales… Pero en un momento comienzan a desaparecer las sonrisas, nuestros cuerpos se cubren con gruesas telas que nos impiden distinguir sus formas, las miradas se vuelven más grises y vacías, más ficticias. Ya no nos importa lo desconocido, si no los deberes.
Entonces es ahí cuando la soledad esta en su auge, cuando dudamos si aquellas miradas que parecían tan reales lo eran ciertamente, nos preguntamos a menudo como hacíamos para lograr una sonrisa…y todavía lo mas difícil, si esa felicidad volverá a nosotros; porque ya no sabemos por cuanto tiempo podremos volver a esos juegos de libertad…cuanto tiempo mas podremos seguirlos, antes de que el deber ser de la maldita responsabilidad que invento esta sociedad, nos llame a la amargura, a ese esquema rígido de las estructuras de vida.
Para qué vivir en un mundo donde las elecciones se reducen cada vez más entre morirte de hambre, o morirte de frialdad.
La gente ya no tiene tiempo de sentir, solo tiene tiempo de lo que le resulte útil, “no importa si la queres, pero es lo correcto; de tu clase, vive cerca, bonita, no discute, media tonta… ¿Qué mas queres? Amor? No digas ridiculeces, esas son mentiras de las películas, por favor vivimos en el 2006, no me vengas con ese pensamiento hippie”…y así la gente se convence, y deja de sentir, o se ríe, lo ignora, pero no, nunca llegan a la felicidad así.
Que lastima, encima la pobre amada, se frustra porque tampoco le creyó cuando le dijo que lo amaba; “¿En una semana me amas? Madura nena!” Pero por dentro duda, “y si eso que me pasa a mi también le pasa a ella…no, no, es muy complicado, mejor que se busque otro, y yo otra que este menos loca”. Y así la gente se olvida del, amor, de la ropa liviana, las sonrisas que nacen solas, y las miradas reales, vivas!
Solamente quedamos unos pocos por ahí esperando encontrarnos con una mirada viva como la nuestra, que no se escape a los sentimientos; como ocurre con aquellos que nos miran y se asustan por ver esos ojos tan vivos, y temen volver a sentir…y entonces huyen de los locos que todavía esperan amar.
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