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Inicio / Cuenteros Locales / talkiewalkie / Trance Centrífugo (Poemario)

[C:200973]

En tu búsqueda

Hoy abro una nueva página en la imaginación expandida,
hoy comprendo que la muerte es el paso a la inmortalidad del alma.
Logro captar imágenes frágiles, maleables
en las que puedo editar fragmentos removidos de la tempestad.

Las formas libres,
revelan la identidad del humo sabio que vuela, aparentemente inadvertido, al fugarse de tu mente,
y al personalizar este acto sublime,
las fracciones de tela absorben la materia necesaria para esclavizar los muros de piedra.

Y en medio del templo sagrado y profano,
la estatua de cristal se va agrietando.
Sus pequeñas partículas se expanden creando millones de laberintos que separan nuestro encuentro,
aunque el alma no conozca espacio ni tiempo, ni siquiera colores.
Volando entre hechizos vacíos
navego en el aire,
para verte en tu cárcel de espinas.

Feliz nostalgia

Con la suavidad de un aroma de nostalgia,
la débil textura,
que adorna mi instinto animal,
temblando se estremece,
perdiendo la razón,
tal vez tejiendo sueños en la alfombra de esta situación.

Hemos perdido la ubicación,
y toda la noción del tiempo.
Dejándonos llevar por el firmamento,
la noche devora, todos nuestros sueños

Y pensar en las miradas que arrojas,
el fuego de tu ser,
y de mis ansias locas.
No sé si es un sueño,
un ángel, un hada,
que me lleva al infinito, volando entre las sábanas.


Ficciones

Si pudiera volar cegando la sombra,
si alguna vez mis cenizas se esparcieran con el aire vivo,
nada mas que la penumbra que deja el amanecer cuando muere,
derretiría un palpitar ardiente.

Cuando la luz marca su ruta y se apaga,
brotan de la calma las más poderosas lágrimas.
Sin calma silueta, de grietas y susurros.
Pero tal vez el mar rojo abra una puerta interdimensional, donde las penas naveguen en el marchitar sereno.

No es cuestión de silencio, ni de sorpresa.
Es mas bien negar sentido propio a lo común.
La sensatez genera sobriedad, menos cuerda que los compases que el sol alumbra.

Pero la ruta marcada, es irreversible,
Y el asesino de las flores no resulta menos sensato que yo.


2
Me aturde el silencio de mi noche soleada,
supongo que soy el que siembra mi propio dolor,
aunque no comí su fruto.
Aún lucho contra él,
y de esa pugna surgió nuestra fusión.
De la incertidumbre que dejan los besos cuando se van,
de lo dolorosa que pasa a ser una caricia, cuando se extraña.
De la resignación que marcan unos labios secos.

Un motivo es suficiente para todo,
y si no hay motivo,
no hay mundo,
no menos real que las turbulentas ficciones que vivo.
Mis ficciones, mi mundo, mi universo,
me han llevado lejos hasta aferrarme a lo imposible.
Me hago creer que todo es mi culpa, la tuya,
de igual forma, no importa el creador,
solo el habitante de un mundo incoloro que me atrapa,
y aunque escapo, vuelvo a él.
Vuelvo a casa.

Imposible

No sé si has tenido la necesidad de plasmar en un papel lo que sientes,
si tu voz se congela, y se enfría una llama bramante de tu pecho,
dejar que fluya y llevarla a la eternidad.
No sé si has sentido mis miradas, mis pensamientos.
tal vez no has percibido la luz que emanas sobre este ser que enmudece por ti.

Caminas imponente por un laberinto en llamas,
beso y acaricio tus pasos quemándome en la tortura de tu indiferencia.
Suelo seguir tu figura hasta borrarte de mi vista, pero no de mi pensamiento,
suelo volar tocando la suavidad de tu olor,
y una sombra irreal corta mis alas cayendo bruscamente en un turbulento mar de agonía.
Tu rostro trasciende mi mente
para verse ligado a mi alma en una dualidad infinita no correspondida.
Mi estado natural se transforma,
latidos en descontrol y un terremoto deja en ruinas mi realidad,
la realidad en la que no soy parte de tu vida,
no existo,
y tan solo seguiré siendo aquel que alguna vez conociste,
y que te idolatra en sueños de hielo.


Irreal

No puedo describir con claridad la sensación de vacío que me rodea,
me veo sentado en mi trono con un cigarrillo en la mano izquierda,
en la otra, la pluma que cuenta mi delirio.

Veo que me miras,
aunque estas ausente como las horas que pasan.
Yo sigo aquí, en el mismo pedazo de tierra donde te dejé o me dejaste,
aunque nos pertenecemos.
Que fácil es decirlo cuando en realidad nunca estuvimos juntos.
Pero el tiempo que pasamos se repite en un ciclo malvado.
Las horas mágicas,
las mejores que he sentido, mas no vivido,
aunque las viví plenamente.
Te acercas escondiendo la cara bajo los hombros,
y la sonrisa ingenua y despreocupada, no deja de ser una imagen inherente en mi mente.
Como un vago recuerdo dueño de toda la fuerza que lo reúne.

Todo estará bien,
deja que el tiempo haga fluir lo que ha ido creciendo solo.
¡No puedo!
Es tan fácil decirlo, es tan fácil pensarlo.

Nada estará bien, aunque así será,
ya no tendré que decir buenas noches a tu imagen en mi memoria, porque no estará allí,
no debe estar, aunque eres dueña de mi mente y de los sueños que nos pertenecían.
¿los destruimos?
nunca existieron,
pero siguen vivos en el fin de la existencia, pero no de la vida.
¡Que irónico!
vida sin existencia,
así fue lo nuestro.
Sin embargo espero ansioso una señal que me muestre equivocado.
Indeleble, incansable.
Nunca llegará.

Nave de acero

En un rincón oscuro y oxidado
me encimo en el encierro de la amplitud absorta,
como un cristal dilatando la luz que congela la muerte,
extrayendo sentido de clara abstinencia.

Abstenerse a la idea de vibrar con tus sueños,
sentir la emanada fuente que nutre la presencia descontrolada del alma.
Incontenible tarea de soñar un sistema de nubes y espectros de fuego en una trama enredada.

El estudio de un canto presiente la energía suculenta de tu roce,
la suavidad de un camino apartado entre llamas y sueño en la mente.

A veces no entiendo lo que haces,
suelo pensar que piensas en nada.
Me encanta teñir mi suelo de flores y burlar la sorpresa,
pero piensas, ¡no sé que! Pero lo haces,
y me encantaría conocer cada espacio de ti,
suelo pintar tu figura en las cápsulas de acero,
comentar a mi espacio que existes
y al no querer admitirlo es como sentir el infinito en un bolsillo.

Oscurezco,
y las voces del mundo marcan su ruta hacia lo desconocido.
El canto de la ciudad fabrica la turbulencia,
y no puedo pintar tu cielo en mi perímetro,
no puedo esculpir tu cuerpo y penetrar tu rostro.

Invadirte conviene a la idea de soñar,
y evitar es muerte sin angustia pero quemando lentamente mi consuelo.

Tres, cuatro, cinco balas,
millones de luces bailan en el mar gris,
pero la música cesa y sigue tripulando la nave maldita con su hoguera de espinas.
Y al llegar a este mundo paranoico despierto dormido,
descalzo y desnudo, entre la suculenta manía de envolverme en el humo que deja tu ausencia.

Suavizo la atmósfera y amplifico el azul con vida,
manejando la sutil caricia que marca las pautas.
Suspiro sonriente con miradas en mi hombro, tras la expectativa de lo desconocido.


Pasos

El cielo no es visto como se suele,
a donde irán tus fantasías, las mías.
Evaporan círculos de plata y olvido.

Mantas en la calle bajo mis pasos,
marcan la ruta que sigo, o busco seguir.
Ahora me desvío llegando a las nubes ficticias.
Diosa de las hadas, encubre la amargura de los deseos infieles,
borra la frustración de las rosas marchitas,
alegra las horas de las rocas en el subsuelo.

Drogadicta fuente incansable que desvistes las almas,
has hecho que un eclipse haga fluir su energía,
divagando entre la turbulencia y la calma.

No quites el azul de la vida,
alumbra las emociones,
viste tu mundo de amarillo
y báilale al sol y a la luna.
La vida es un imán, que atrae tus propios pensamientos,
girando en un ciclo.

No introduzcas tu mirada en mi alma,
lánzala al vacío, y muere mientras sueñas.


Ausente

Te veo como el despertar de mi mente,
al abrir los ojos no te vuelvo a ver,
inocencia virginal que se va consumiendo como este cigarrillo,
y su ceniza invade mis sentidos.
Tacto, olfato y gusto,
limitan la innecesaria vista que no te ve.

Me deleito con tus labios que no siento,
y acaricio tus mejillas en las que no puedo escuchar el táctil sonido de mis manos, sobre tu suavidad,
y te siento, lejos pero te siento,
sigo imaginando tu consumo ante el cálido e incontenible sudor que inunda el pudor yaciente.
Tu perfume se evapora y llega a mi olfato con el humo tranquilizante,
compenetrándose con cada sustancia que mueve mi piel,
aún nerviosa.
Al mismo tiempo que el desenfrenado deseo de tenerte cerca se apodera de mis tristes días.

Trance centrífugo

Sin pensar en el frío adormezco en la sombra,
sin volar en los sueños empedernidos, invado las tinieblas.
mártires inclementes desconsuelan un torrente maligno, indeseable,
victorioso ante el atardecer.

Miles de figuras rebotan, andantes sin camino
caramelos sin sabor, aunque amargos, divisando un cielo cubierto,
enrejado por el centrífugo movimiento de la mente.

Espero y lo odio,
odio ver como todos se mueven y te odio a ti por hacerme ver la realidad.
una columna inerte se desploma al caer la noche,
y un embrujo hipnotiza los cuerpos que marchan sin vida.

Rutina

Cuando los rayos de la tarde tocan mi piel,
tan solo espero ansioso que duerman,
y la oscuridad termine de asesinar este día.

Cuando la noche amanece,
suspiro atónito tras la espera del parto de las montañas,
ciegas, enmarañadas,
desechando el fruto que iluminará siluetas,
y quemará frustraciones.

Día tras otro, solo espero,
que sea el oeste carcelero del sol a media noche.
Y que la luna de la tarde,
le rinda pleitesía a esos ojos,
que no advierten mi locura.


Pedro Manuel Serrano Felipe

Texto agregado el 26-04-2006, y leído por 216 visitantes. (1 voto)


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