Pues escribí estas cortas reflexiones en momentos de "trance" (aunque no sé si ya haya salido) y se los quiero mostrar. Te lo dedico, luz de mi camino. Y, aunque nunca estarás cerca a mí, tienes que saber que yo nunca dejaré de quererte.

No puedo dejar de pensarte. Eres una luz en mi camino. Te necesito. Te necesito. Lo que siento no lo puedo explicar, no te lo puedo explicar. Cuando te imagino junto a mí, me ahonda la ternura, la felicidad, el éxtasis. Y cuando abandono ese estado, la soledad me inunda y me acogen las ganas de partir, de partir lejos a buscarte. A buscar ese ser tan especial, tan importante, tan esencial para mi vida. ¿Qué sería la vida sin ti? ¿Qué sería de mí sin ti? No sería... no existiría… Tú eres mi vida. Te busco, siempre te busco y trato de acercarte a mí, de no dejarte ir. Pero te me vas…no puedo permanecer cerca de ti, no me lo permites. Me quedaré solo, esperándote, esperando que un día vuelvas y cuando vuelvas yo ya me habré ido en busca de tu sonrisa.


Siempre que te veía sentía que mi vida cambiaba. Sentía que la luna brillaba por fin después de días de permanecer escondida. Que el sol brillaba y las flores renacían. Todo cambiaba. Como cuando se acaba el invierno y la primavera empieza a mostrarse. Tú eres la primavera. Después de un largo y solitario periodo de niebla, desesperanza, frío y oscuridad apareces tú. Mi bella y única flor empieza a salir a mostrarme un mundo nuevo, lleno de colores y vida. Todo cambia. Empiezo a sentir tu energía, que me hace sentir nuevo, feliz y completamente agradecido. Agradecido de tenerte cerca, de sentir tu perfume al levantarme y de saber, que aunque muy pronto te iras, te acordarás de mí. En mis sueños… en mis sueños te acordarás de mí, pero realmente el día que pienses en mí será el día en que yo ya no exista.