Un frío extraño toma mi mano congelando mi voluntad; errantes caminos se cruzan por mis sueños despertándome en una extraña ciudad sin día, sin noche. Mi boca seca de besos se agrieta en el olvido gritando tú nombre con todo mi ser y sólo yo puedo escuchar. Tú nombre… que es la palabra exacta en donde todo comienza y todo termina empapa mi boca para no morir de sed.
Texto agregado el 25-04-2006, y leído por 95 visitantes. (3 votos)