22/04 Día de la Tierra: Carta del Jefe Piel Roja Seattle al Presidente de los EEUU(1854):
Amigos Míos, el 22 de abril fue escogido en 1970 por las organizaciones ecologistas como “día de la Tierra” con alcance universal.
Y en este día quisiera recordar la carta que el Jefe Piel Roja Seattle escribió en 1854 al presidente de los EEUU, diciéndole lo siguiente:
“Jefe de los caras pálidas:¿Cómo se puede comprar el cielo o el calor de la tierra? Esa es para nosotros una idea extravagante.
Si nadie puede poseer la frescura del viento, ni el fulgor del agua, ¿cómo es posible que ustedes se propongan comprarlos? Mi pueblo considera que cada elemento de este territorio es sagrado. Cada pino brillante que está naciendo, cada grano de arena de las playas, cada gota de rocío entre las sombras de los bosques, cada colina, y hasta el sonido de los insectos, son cosas sagradas para la mentalidad y las tradiciones de mi pueblo.
La savia circula por dentro de los árboles llevando consigo la memoria de los Pieles Rojas.
Los caras pálidas olvidan a su nación cuando mueren y emprenden el viaje a las estrellas.
No sucede igual con nuestros muertos, nunca olvidan a nuestra Madre Tierra, nosotros somos parte de la Tierra, y la Tierra es parte de nosotros.
Las flores que aroman el aire son nuestras hermanas. El venado, el caballo y el águila también son nuestros hermanos. Los desfiladeros, los pastizales húmedos,
el calor del cuerpo, del caballo, o del nuestro, forman un todo único.
Por lo antes dicho, creo que el jefe de los caras pálidas pide demasiado al querer comprarnos nuestras tierras.
El jefe de los caras pálidas pide demasiado al querer comprarnos nuestras tierras él nos reservaría un lugar donde podríamos vivir cómodamente y que él se convertiría en nuestro padre.
Pero no podemos aceptar su oferta, porque para nosotros esta tierra es sagrada.
El agua que circula por los ríos y los arroyos de nuestro territorio no es solo agua, es también la sangre de nuestros ancestros.
Si les vendiéramos nuestra tierra tendrían que tratarla como sagrada, y esto mismo enseñárselo a sus hijos.
Cada cosa que se refleja en las aguas cristalinas de los lagos habla de los sucesos pasados de nuestro pueblo.
La voz del padre de mi padre está en el murmullo de las aguas que corren.
Estamos hermanados con los ríos que sacian nuestra sed. Éstos conducen nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos.
Los caras pálidas no entienden nuestro modo de vida. Los caras pálidas no conocen la diferencia que hay dos terrones. Ustedes son extranjeros que llegan por la noche a usurpar de la Tierra lo que necesitan. No tratan a la Tierra como hermana si no como enemiga.
Ustedes conquistan territorios y luego los abandonan, dejando ahí a sus muertos sin importarles nada.
La tierra secuestra a los hijos de los caras pálidas, a ella tampoco les importa ustedes.
Los caras pálidas tratan a la Tierra y al Cielo Padre, como si fuera simples cosas que se compran, como si fueran cuentas de collares que intercambian por otros objetos.
. El apetito de los caras pálidas terminará devorando todo lo que hay en las tierras hasta convertirlas en desiertos. Nuestro modo de vida es muy diferente al de ustedes.
Los ojos de los pieles rojas se llenan de vergüenza cuando visitan las poblaciones de los caras pálidas. Tal vez esto se deba a que nosotros somos silvestres, y no los entendemos.
En las poblaciones de los caras pálidas no hay tranquilidad, ahí no puede oírse el abrir de las hojas primaveral, ni el aleteo de los insectos, eso lo descubrimos porque somos silvestres.
El ruido de sus poblaciones insulta a nuestros oídos. ¿Para qué le sirve al ser humano si no puede escuchar el canto solitario del pájaro chotacabras, y si no puede oír la algarabía nocturna de las ranas al borde de los estanques? Como piel roja no entiendo a los caras pálidas.
Nosotros tenemos preferencia por los vientos suaves que susurran sobre los estanques, por los aromas de este límpido viento, por la llovizna del medio día o por el ambiente que los pinos aromatizan.
Para los pieles rojas el aire tiene un valor incalculable ya que todos los seres compartimos el mismo aliento,
El primer soplo de vida que recibieron nuestros abuelos, vino de ese aliento.
Si les vendiéramos estas tierras tienen que tratarlas como sagradas. En ellas hasta los caras pálidas pueden disfrutar el viento que aroman las flores de las praderas.
Sí les vendiéramos las tierras ustedes tendrían que tratar a los animales como hermanos.
Yo he visto a miles de búfalos en descomposición en los campos. Los caras pálidas matan búfalos con sus trenes y ahí los dejan. No entiendo como los caras pálidas le conceden más valor a una máquina humeante que a un búfalo.
Sí todos los animales fueran exterminados, el hombre también perecería entre una enorme soledad espiritual.
El destino de los animales es el mismo que el de los hombres. Todo se armoniza.
ustedes tienen que enseñarles a sus hijos que el suelo que pisan contiene las cenizas de nuestros ancestros.
La tierra se enriquece con las vidas de nuestros semejantes. La tierra debe de ser respetada.
Enseñen a sus hijos lo que los nuestros ya saben: Que la Tierra es nuestra Madre.
Lo que la Tierra padezca será padecido por sus descendientes. Cuando los hombres escupen al suelo
se escupen ellos mismos. Nosotros estamos seguros de esto: La Tierra no es del hombre, si no que el hombre es de la Tierra.
Nosotros lo sabemos, todo se armoniza como la sangre que emparienta a los hombres.
El hombre no teje el destino de la vida, ya que éste es sólo una hebra de ese tejido.
Lo que haga en este último se lo hace así mismo.
El cara pálida no escapa a ese destino; aunque hable con su dios como si fuera su amigo.
A pesar de todo, tal vez los pieles rojas y los caras pálidas seamos hermanos, pero eso ya se verá después.
Nosotros sabemos algo que los caras pálidas tal vez descubran algún día: Ellos y nosotros veneramos al mismo Dios.
Ustedes creen que su dios les pertenece del mismo modo que quieren poseer vuestras tierras. Pero no es así:
Dioses de todos los hombres y su compasión se extiende por igual entre pieles rojas y caras pálidas.
Dios estima mucho a la Tierra y quien la dañe provocará la furia del creador.
Tal vez los caras pálidas se extingan antes que las otras tribus.
Está bien, sigan infectando sus lechos y cualquier día despertarán ahogándose entre sus propios desperdicios.
Ustedes avanzan llenos de Gloria hacia su propia destrucción, alentados por la fuerza del Dios que los trajo a estos lugares y que les ha dado cierta potestad, quien sabe por qué designio.
Para nosotros es un misterio que ustedes estén aquí, pues aún no entendemos por qué exterminan a los búfalos, ni por qué doman a los caballos, quienes por naturaleza son salvajes, ni por qué hieren los recónditos lugares de los bosques con sus alientos, ni por qué destruyen los paisajes con tantos cables parlantes.
¿Qué ha sucedido con las plantas? Están destruidas.
¿Qué ha sucedido con el águila? Ha desaparecido.
De hoy en adelante la vida ha terminado, ahora empieza la supervivencia.
Un siglo después el hombre en su afán de conquista y poder y solo movido por la ambición y eso si poniéndose la mascara del progreso contaminan a nuestra madre tierra,, sin tener en cuenta la ley causa efecto y que todo el daño que se le hace volverá a él como el Bumeran que se lanza al aire.
-Las causas (daños) ya se han hecho no hagamos mas.
-Los efectos ya están llegando: El cambio climático, la contaminación, la Antártida se está deshelando de una manera alarmante.
Sólo quisiera hacer ver que Dios nos dio el regalo más hermoso del mundo”el libre albedrío”: NO LO USEMOS PARA DESTRUIR SI NO PARA PROTEGER Y AMAR A ESTA TIERRA CON TODA LA VIDA QUE CONTIENE.
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