He depositado en ese cigarro mi confianza,
A pesar que no lo conozco, sé que es un buen tipo.
Y estoy dispuesto a pasar un momento agradable con él,
Mas que eso, hasta le contare de mi vida,
De mis logros y peor aun, de mis penas.
Estas para eso amigo mío,
Para escuchar mí aliento furioso y aburrido,
Estas para consolar las tardes que huelen a llanto,
Estas para escuchar mis puteadas y liquidar
A los inútiles que no saben escuchar al sabio,
A este sabio, sí, a mí.
Vas a medio acabar,
Quemado, pero satisfecho.
Falta mucho por contarte,
Toda una vida y cosas por el estilo.
No quiero que te acabes.
Podrías ser de mucha utilidad,
Pero naciste para consumirte,
Para caer y ser aplastado sin siquiera el mínimo respeto.
Como muchos de nosotros, como la mayoría,
Que están solo para ser otra cosa,
Para caer un día y ser finalmente aplastados.
Pero todavía sigo confiando en ti,
En tu agradable humareda,
En tu más preciado don,
En ser para morir junto a un desesperado suspiro,
Que quiere ser expulsado y exterminado.
Confío en ti querido amigo,
Dejo en tus humos mi vida,
Dejo en tus cenizas mi existencia,
Porque me he percatado de que no somos tan diferentes,
Porque nacimos para ser consumidos,
Porque estamos para ser pisados sin misericordia.
Porque en fin, estamos todos apilados, juntos y encerrados.
Para lo mismo que tu.
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