Aún estoy en vos, aún mis labios te rozan, aún tiembla mi deseo paralelo al mundo, aún gimo, río, te siento, aún mis manos se pierden con tu bruma, aún grito, aún callo, aún vuelo en el sabor de tu memoria, aún me sientes, aún estallo, aún te lamo.
La luna deshiela su escarcha bajo las gotas de tu esperma, me cubres como una huella deshojada de tu piel que renace con mi vida. Te siento al borde de mis sueños en conjunción con cada uno de los astros mientras el silencio se apodera de mi cuerpo, tuya engendro el deseo de tenerte y no, la furia entretejiendo esta pasión que nos ronda. Y un enjambre de sensaciones delata mi sentir en los mares de tus ojos, en la risa diminuta fluyendo con tus labios; te quiero así amando los segundos dentro y fuera de mi cuerpo, entregada por entera al encanto de tu vida que flota en cada orgasmo. Exhalo el tiempo de tu ser acumulado dentro para perderme nuevamente en ti, en la carcajada que desgajas enhebrando el llanto de mis pechos. Recorres la silueta de mi boca entre tus dedos de marfil, con tu lengua que abre mis senderos, se interna, demuele los silencios, me enciende, sumerjo mis labios en los tuyos, murmuro a Dios en tus oídos, me besas, quiero ascender dentro de tu piel, te pierdes en mil brazos que me rozan, vuelvo a gemir tu nombre, te mueves hasta el alma, siento más, acrecientas los latidos, estallo y estallas junto a las cenizas que avalan la felicidad.
Ana Cecilia.
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