Aquí yace quien te quiso
un día nublado,
hoy, sobre la tierra que cubre mi pecho
sólo las lágrimas del cielo
caen sobre el verde pasto.

Nada de tus lágrimas,
no podía esperar de ti
más que silencio y ausencia
en este día en que dejo de existir.

¡ Cómo ibas a pisar tú tierra de muertos !
de cruces de cemento,
de árboles retorcidos bajo el peso de la indiferencia.

Tú me has muerto
y hoy no rezas por mí.

Ese último adiós de tu boca
nunca lo oiré
porque ya no tengo oídos para
tus lamentos
jamás pronunciados,
ya no tengo boca para
besar tus labios sin sonrisas
para mí,
ya no tengo cuerpo para
acompañarte donde nunca
me llevaste.

Todo es de esta tierra
que me cubre y asimila,
todo es de estas raíces que
crecen sobre mi cabeza,
liberando mi palabra
hacia la armonía de la soledad contigo.

Hoy he muerto
y este amor por ti
ya no existe,
fue barrido por el brío de tu oleaje,
por la sal de tu furia,
enredado entre las algas de tu obscuridad,
liviano como la espuma de tus anhelos
se fue al fondo
a enterrarse con mi cuerpo.

Tú me has muerto
y no pides perdón,
no me has visto agonizar
con la espina de tu amor
atravesada al corazón.

Hoy me fueron a enterrar
y tú bailabas de la mano
de las hojas muertas en otoño,
no has visto mi cortejo
por mirar las niñas en vitrina,
fantasía de corcho y volantines.

Quién te quiso
yace aquí,
para que tú nunca
pises su tumba solitaria
con un sauce y un rosal
con la carne entre la tierra
y el alma de cristal