Reposado el block de dibujo sobre sus rodillas,
apoya el carboncillo sobre el infinito blanco.
Perfila sombras donde encontrarse,
un lugar fuera del tiempo, del espacio.
Los trajes pasean intranquilos por los andenes,
una mochila se sienta a su izquierda.
Impaciente ,un zapato de tacón, golpetea el suelo.
El silbido rasga el silencio de los pasos vacíos.
Se descubre en ella, en su perfil níveo.
Añora sus pestañas negras, que acaricia.
Su dedo roza su cabello, al contacto,
se expande , se transforma,
en mancha, o, sombrero arrastrado por el viento.
Un tren para en su estación,
sumergido en su realidad en blanco y negro
no lo oye, no lo ve, y, lo deja pasar.
Arranca dejando una estela de adiós
en los raíles dormidos de historias inanimadas
La mujer de cabeza desnuda araña el cristal.
Un grito silencioso se apaga detrás la ventana.
2003/15/11
H de L
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