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LA CASA Y OTROS RECOVECOS

… Te llevo en mí,
agua venida del mismo cielo…

Lucio Lara
Mujer lluvia



A la sombra de mi madre amanecí. La primavera, crepúsculo de abril, floreció en la imagen de mi memoria. Azucenas y cardos para un bautizo. Soy en Pátzcuaro, donde se festeja la muerte. Luz, incienso y cempasúchil para los difuntos que se invocan con cánticos y oraciones a su retorno para bien morir.

Janitzio eco de partida
manantial que no regresa
letal, ciega mis ojos
en busca de nadie.

En el umbral de todas las batallas, evocación de las etapas fantásticas de la existencia, transcurrió el mundo infantil sin fronteras. Así, la casa se constituyó en el espacio interior que hoy me habita.

El gallinero, el jardín de los rosales y el campo, perduran con el paso del tiempo. A pesar del polvo, permanecen diáfanos e intactos. Se revelan providencialmente en días febriles, florecen cuando el chupamirto busca el jacarando para beber el almíbar de su flor.

Cada laberinto o rincón de la morada, fueron testigos de un espíritu frágil sublimado por los demonios que me aguardaban todas las noches. Bastaba un murmullo, o el soplo del viento, para descender a los límites del infierno, alegorías del bien y del mal. La piel hecha gallina cobijaba los temores de una mente pueril que, producto de la imaginación, inventaba fantasmas.

El desvelo me asaltaba todas las noches. La mirada penetraba la oscuridad, escudriñando cada esquina hasta adivinar la tierra prometida que nunca pisé.

Pequeños pasos firmes se agigantaban cuando las sombras, transformadas en fieras y dragones, acechaban mi cuerpo convaleciente que nunca cedió a los anhelos de sus incisivos dientes.

Pasaba largas horas metida en el viejo ropero; así recordaba los días en el vientre materno. Envuelta entre los recuerdos del armario, buscaba el ondulado vestido para coser con las trizas los sueños de un vano porvenir.

El mutismo dejaba ver la rebeldía que nadie quería escuchar. Solemne y taciturna, acudía cotidianamente a la comunión conmigo misma. Las palabras me miraban, tomaban su distancia para que no dijera nada. En la mudez lo decía todo. Callaba después del tartamudeo y la crispación que causaba a los demás. El silencio solía dibujar la orfandad que se estremecía al contacto de mi sombra.

Un ligero estrabismo y los pies chuecos, torcieron el camino. Tomé la cuesta, abrí brecha a ciegas en el andar. El ébano aún guarda, en el fondo de sus raíces, las lágrimas que un día le di; por ellas, ahora reverdece con todo su esplendor. La senda es imperecedera, a veces incierta. Todo reposa en el lugar común. Aquí estoy, llego al mismo sitio que me vio nacer. Piso los vestigios de mis pasos, me reconstruyo en el pasado, en lo que ahora soy.

Un instante cambia cuando los años pasan. Mis ojos cegaron la luna que todas las madrugadas prorrogaba su tímida espera. Al tomar conciencia cambió el instante, efímero y breve como la espuma del mar. El instante sucumbió entre las cenizas del olvido. Resisten los olores, perduran inmisericordes, evocan el tiempo pasado. Arde en llamas el recuerdo que, en su imperfección, arrebató la memoria para quedarse quieto. El tiempo es una herida ávida de palabras, la evocación su mejor alivio.

Sigo inventando los fantasmas; sonrío lentamente ante su serena estampa. Ahora son una buena compañía, se despejaron los temores. El día es corto ante la eternidad de la noche. En los segundos se rompen las olas para encontrar su cauce en la mitad del piélago.

Sueño recurrentemente con la casa de la infancia. Riachuelos y mares la atraviesan por todos sus muros y ángulos. Me estremecen sus paredes frías y húmedas.

La casa es un río incontenible
huellas de manantial,
mar adentro imperturbable.

Diluvio, tormenta y brizna, presagian el destino. Alcalina y transparente fluye, desde el interior, la Mujer lluvia que ahora soy.


Lady López (2005)

Capítulo del libro "Elegía a la casa y otros recovecos".

Texto agregado el 21-04-2006, y leído por 282 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
04-06-2006 Es novela, delicada prosa en la que no puedes dejar de imprirle tu trazo poètico. Excelente y hermosa lectura en esta mañana de sol! Mis ***** Lancy_
21-04-2006 Me sorprendió mucho leer algo tan delicadamente armado. Cada una de las frases es hermosa por sí sola, está lleno de imágenes delicadamente labradas. Un trabajo de orfebre. rnahimla
 
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