La película había dejado en mi un grato sabor, realmente disfrutaba ese cine “El latino” en el fabuloso paseo de la reforma en la ciudad de México, lo único que me molestaba es que no podía fumar y ahí no vendían pepsi, bueno ningún lugar es perfecto.
Busque un cigarrillo y todavía emocionado por la trama del film, lo prendí y deje que lentamente el humo subiera frente a mis ojos.
¿Me permites tu lumbre?
Aún qué la voz sonó muy bien, no pude evitar cierto malestar que interrumpieran el encantó del recuerdo de la película.
Claro contesté, mientras que mecánicamente buscaba mi encendedor.
Levante la vista y …….fue como si un golpe de luz y sonido me diera de lleno.
¡Que hermosa mujer!
Mis manos torpemente buscaban el..¿Qué diablos buscaban? A sí, el encendedor.
No podía apartar la vista de su rostro, hasta que nuevamente me dijo, lo guardaste en la bolsa derecha.
¿Derecha? ¿Bolsa?
Me imagino que por la cara que debo de haber hecho, ella sonrió.
Eso me trajo a la realidad y fue cuando maldije el haberme comprado los cigarros de $ 2.60 en lugar de $ 1.20 pues me hubiera alcanzado para unos cerillos decentes y no los de cocina que llevaba.
Disculpa los cerrillos, dije en tono nervioso o apenado o no sé que tono, pero sentía que la cara me ardía.
---No te preocupes y acerco su rostro al cerrillo que yo prendiera.
¡Dios! además de hermosa, ¡huele tan bien!
Prendió el cigarrillo y me vio a los ojos, mientras su mano, tomaba suavemente mi temblorosa mano.
Traigo estos cerillos porque es una prueba de duración que estamos haciendo en la facultad.
---¿Sí? Contestó distraídamente, mientras deslizaba suavemente su mano en mi brazo.
Si y ..
---Gracias dijo con una hermosa sonrisa y se dio lentamente la vuelta.
Caminaba suavemente, llevaba una minifalda de color, de ¿color? Bueno de color y el pelo negro y largo, muy largo.
Pensé, si voltea antes de entrar al cine, es que yo también le guste.
¡Volteo! Y levanto la mano agitándola a modo de despedida.
¡Le guste! Y algo repiqueteó dentro de mí
¡Y me ardió también! Bueno eso me refiero a la mano, el estupido cerrillo se había consumido entre mis dedos.
Después de tirar el cerillo la busque……¡ya no estaba!
Entre al cine, lo recorrí mil veces, espere fuera del baño de mujeres, simplemente había desaparecido.
Mucho tiempo pensé en lo que había hecho mal, debería haberle hablado mas, ¿O sería por el cerrillo de la cocina? ¿O no entró al cine?
La juventud a veces es cruel y en base a ella sufrí mucho tiempo, pensando, recriminándome, lamentándome…..
Hoy ya con canas, con experiencia al fin he encontrado la paz por ese momento.
Pues la madurez me ha hecho comprender, que lo hermoso muchas veces lo dejamos de disfrutar, pensando en lo que pudo ser.
Yo, hoy siento; que fue un maravilloso momento y disfruto recordando cada segundo, cada instante, de ese encuentro y sé que ella lo comparte, pues muchas noches al cerrar los ojos, escucho una voz que me dice
--¿Me permites tu lumbre?
Y esa noche sueño hermoso.
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