Después de leer los desatinos
Que escribo a esa mujer
Que una mañana me regalo su sin olvido
Marcela me dice furiosa
Que no le gusta lo que escribo,
Mientras abandona la habitación,
Yo le contesto, a mí no, digo, no necesariamente
No me gusta lo que escribo.
Entonces me encierro a solas
Con una perra café y un niño de cuarenta días,
Después de un tiempo
Ella toca la puerta insistentemente
¿Qué quieres? Le digo mientras abro la habitación
¿Qué se te perdió?
Ella me abraza y me dice -tenia los ojitos rojos-
Tú, te me perdiste tú.
Texto agregado el 20-04-2006, y leído por 115
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
20-04-2006
es un algo con ingenuidad y agrado. clinamen
20-04-2006
Me gusta el tono descuidado que imprimes al poema. Bien. paco-jones
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login