Cuantas espectativas me he creado,
tal vez con el afán inconsciente de pintar el mundo con algo de sentido,
para escribir cuentos de hadas en una realidad que vomita su fealdad,
sobre mi hambre de sueños,
asi que no más preguntas,
nunca quisieron la verdad,
para respuestas esperadas ya se tienen a si mismos.
La felicidad no es el único norte y la alegría no es la única felicidad,
pero yo siento el aroma del caos...
y una brisa apocaliptica juega entre las piezas de mi tablero,
el fin se anuncia con delicadeza, como todo lo definitivo.
Llueven máscaras de dioses
y todos toman alguna
mientras el sentido del juego se ha perdido entre sus rostros.
Una fría luz se ha esparcido sobre todo lo que era bello a la luz de las velas,
y la magia corrió aterrorizada,
ya no es divertido,
es solo otro despertar sumergido en un vaso de soledad,
de todas formas pueden mirar:
¡pasen, pasen a ver el circo!
¡ríanse del triste espectáculo, o si lo desean lloren!
¡disfruten de este montaje cruel, tortura de protagonistas y deleite de los sin vida propia!
¡pasen, pasen a ver el circo!
pasen señoras y señores...
Puede que sea la última función.
Pero no intenten sembrar sus miedon en mi mundo
pues ellos solo brotan en una desconfianza que yo no siento ni poseo,
yo solo quiero sumergirme lentamente en la libertad sin culpa que ofrezco ante tanta incomprensión...
serán felices en la mentira, mientras yo sonrío y sigo caminando.
Solo quisiera que me importara más,
para que se justificara el realizar de mi deseo de destruir.
Y que me importara menos para no estar siquiera hablando de ello. |