cuando dio el crespuscul un puñado de nubes dejo caer la imagen de la luna bajo el manto de una sombra rojiza.
del amarillo ambar de la tarde, quedo tan solo, una imposicion finjida de la mañana que no finalisa aun.
una atmofera de primavera besa los labios del tiempo, y la humedad, hecha un polvo solamente, juegetea libre entre las piernas de la gente.
las luces de la ruta suenan insipidas como victimas de un fraude, sobre una orquesta de postes de cemento gordos como el sargento garcia, y una tenue claridad palida azulada permite que una suave imagen emotiva penetre los ojos de la ciudadania.
un mostruo de granito de todos modos se ve alli, custosdiado de una neblina fluorecente, que mas que un insinuante vapor, es un aura genuina,
como la fosforencia del mar,
anque tambien fantasmagorica.
las luces del corazon de la cuidad, en cambio,
son como botones de metal, de un traje fino de invierno.
el pavimento gastado, deja ver el empedrado antiguo, formando verdaderas lagunas, cuando llueve, y un sonido absurdo de chapoteo permanente, se escucha entre los rayos de un dia perfecto.
cada vecino repara la vereda del frente de su casa como le place, entonces, diferentes lineas
de grandes y pequeños baldosones, combinados bajo el poder de la anarquia, del libre albedrio,
se entrecruzan como piernas de mujer seguctora.
los arboles tipicos, de un nombre, que ni la internet conoce, estan en el podio a la poda que se avecina; algunas ramas ya se encuetran agonizando en la acera, cubriendo una parte importante, del sitio asignado para que los automiviles rueden soberanos.
la grua municipal arrastra fuera del horario del trabajo de autoridades, la cuatro por cuatro
de un liciado negligente, que no adirio su calcomania correspondiente al vidrio del parabrisas.
y el cojo dueño del rodado secuetrados corre detras del guinche furioso.
unas docientas cruces esvasticas pintadas prolijamente de negro, estan diseminadas por las veredas de distintas calles centricas, dando paso a la escalofriante verdad, de saber que idiologias destructiva del ayer, que avergonzado a la humanidad completa, esten hoy expuestas como pinturas de museo.
me encuentro conduciendo los destinos de un remis que dejo vacante en pista, un muchacho
que emigro de apuros a la rutina martrimonial.
compito bajo los colores de una agencia destacada que corre esta carrera interminable,
de transporta gente a distintos venditos destino.
en el doceavo viaje que me asignan, me toca una clienta conocida, que acostumbra ir a saludar a un hermano postiso; y me deja esperando unos minutos que no cargo en su cuenta, al igual que el retorno, presisamente para que siga vistandolo y que no corte esa rutina interesante.
cuando llegamos y desendio en lo de su pariente,
la alente a que no se preocupara por mi y a que se demore lo necesario, pues yo me iva a encontrar bien. sabia que ella no pretendia abusar de mi generosidad y que pronto volveria.
en esta ocacion, en vez de estacionar el auto detras de un trancito amenazante, decidi por
ponerme a dar vueltas a una rotonda, que tiene una estatua de piedra de marmol en el centro y que se encuentra frente a la casa del hermanastro de la clienta. dos calles confluyen en este punto,
y solo puedes continuar por una de las rutas, o de lo contrario entras de lleno en un mac donald que se encuentra alli.
me limite a dar giros solamente sin reparar en el costo de la tavesura.
en un determinado momento, me estremeci por completo, por que senti que la estatua,
de golpe y porrazo se hizo de un tamaño gigante,
y yo que tengo un espiritu tan poco extracensorial, que tan duro de asombrarme soy cai de culo. que se yo. se que un milagro no puede conciderarse a esta alucinacion patentemente real, pero siento un emocion tan fuerte, que no puedo menos que pensar que dios esta presente.
inclusive mi amiga la clienta tuvo que esperarme
durante algunos giros mas antes de que estacione mi auto en la realidad.
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