Tengo seis dedos en cada mano. Nadie se ha dado cuenta, uno es transparente, bueno dos, claro.

Se llaman sancho, sancho de la mano derecha y sancho de la izquierda, venían ya con nombre, no son como los otros, cuyo nombre me los tuve que aprender, son dedos raros.

Casi no sabia ni moverlos, no era fácil, al ser trasparentes se veía el efecto pero no el sujeto de la acción, además el esfuerzo tenia que salir de otro sitio. No voy a entrar en detalles que ni yo mismo podría expresar con meridiana claridad, los que tenéis de estos dedos me comprenderéis.

De crío les sacaba poco partido, metérmelos en la nariz de forma desapercibida, hurgarme la oreja, pero ojo, al tiempo me hice famoso por menear las orejas de forma extraña y de eso a terminar entrando a formar parte de la galería de monstruos de un circo solo hay un paso y me anduve con cuidado

Con la adolescencia se emanciparon, hacían lo que querían, iban a su bola y me metieron en más de una situación comprometida; las chicas, las tonterías, ya sabéis.

Ahora solo tengo que estar agradecido a Dios por este don. Torpe, poco inteligente y sin ser espabilado, tenia muchas papeletas para ser un parado de larga duración o presidente de los Estados Unidos y al haber nacido en Cuenca ni esto último.

Trabajo en el casino y mis jefes me aprecian mucho.