Y cuando se desprendiò de las aceras de la calle, comenzó su vuelo al infinito, a la eternidad.
No pregunto nada, solo llegò al lugar de sus sueños, su destino, sonriò satisfecho, la mirò a sus ojos llenos de ausencia, de sus labios salieron las palabras adecuadas y un abrazo cauterizò las heridas abiertas por la espera. Despues no se dijo nada; ni una sola silaba, solo suspiros, diminutas sonrisas, algùn gemido de ojos cerrados del alma.

Tiempo despuès descendieron a la superficie, la gente no entendia ni su idioma, ni su vestir y menos aùn el extraño brillo en sus ojos. Buscaron un lugar còmodo donde las caricias transcurrieran despacio; pero el grito de guerra de los autobuses, el caminar convulsivo de la gente, el panfleto enrojecido de los periòdicos en las esquinas; ahuyentaron la piel en su alma, se vieron desnudos, desprotegidos, su desnudez le importaba al mundo. Fueron señalados, despojados de sus alas. Pero en algùn callejòn entre la basura y las cajas de cartòn, revivió el color de sus labios, se dieron cuenta pronto de la lealtad de sus vidas, del significado de la palabra "eternidad" con los cartones se cosieron nuevas alas, se elevaron con el impulso de un beso. Habitaron en las antenas de algunos edificios mientras crecian nuevas plumas, sus cabellos se tornaron blancos, tal vez el tiempo, tal vez el aire contaminado, pero su juramento estaba hecho y, cuando regresen al lugar de sus sueños; arrojarán algunas plumas para quien pueda necesitarlas.











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